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En España, miles de casos de acoso escolar permanecen ocultos. No se registran oficialmente y profesorado, padres y madres no saben cómo identificarlo y actuar.

PUPITRES SIN VIOLENCIA

Todos recordamos nuestra infancia en los patios del colegio. Cuando, como era mi caso, éramos gorditos nos transformábamos en el objeto de burla de nuestros compañeros. Lo pasábamos mal, si, pero no podíamos ni pensar el alcance que una actitud semejante podría llegar a alcanzar. En España, miles de casos de acoso escolar permanecen ocultos. No se registran oficialmente y profesorado, padres y madres no saben cómo identificarlo y actuar. Así lo denuncia Amnistía Internacional en su informe “Hacer la vista… ¡gorda!”

El acoso escolar es una forma de agresión o de hostigamiento de carácter físico, verbal o relacional, que es deliberado y se repite en el tiempo, y que se basa en un desequilibrio de poder real o percibido que impide que la víctima se defienda. El acoso merma la autoestima, la salud, el rendimiento académico y, en general, el derecho a crecer felices y sin miedo.

El acoso escolar no es una tontada. La responsabilidad la tienen las personas adultas y entre todas las partes implicadas, incluidos los y las menores, tienen que dar una respuesta rápida y efectiva que frene y prevenga este grave problema.

Cuando, como era mi caso, éramos gorditos nos transformábamos en el objeto de burla de nuestros compañeros. Lo pasábamos mal, si, pero no podíamos ni pensar el alcance que una actitud semejante podría llegar a alcanzar.

Amnistía Internacional considera que es necesario implementar un sistema de denuncias complementario al actual, un mecanismo que utilicen habitualmente los y las adolescentes y que sea anónimo. Además, la organización recomienda confiar en niños, niñas y adolescentes en la prevención del acoso escolar y la identificación de soluciones. En los lugares donde se ha implementado, el apoyo entre iguales ha demostrado ser una herramienta muy eficaz para prevenir el acoso y abordar otras alteraciones de la convivencia escolar.

Se trata de un problema extendido que a menudo pasa desapercibido. Las políticas y la atención de los medios de comunicación han arrojado luz sobre el tema, pero hace falta mucho más para garantizar que todos los niños y niñas desarrollan plenamente su potencial y disfrutan de sus derechos.

No hay datos claros sobre la incidencia del acoso escolar, y los resultados varían según las diferentes investigaciones. En España se dice que el 7,5% de los niños y el 4,3% de las niñas fueron víctimas de acoso escolar en 2014, último año del que se dispone de datos.
La mayoría de los casos de acoso escolar identificados de forma preliminar por el servicio de atención telefónica del Ministerio de Educación (900 018 018) en 2017 no han sido denunciados a la inspección educativa. Las formas no físicas de acoso, como los insultos, el hostigamiento y la exclusión social, incluido en las redes sociales, suelen pasar desapercibidas y no se documentan en los cauces oficiales.
Amnistía Internacional insiste en desarrollar programas de apoyo entre iguales obligatorios en todos los centros educativos. Estos programas deben contar con redes de apoyo entre el alumnado en los centros, contando con alumnos y alumnas debidamente seleccionados y formados que se impliquen en tareas de detección y atención de conflictos en el centro, aportando confianza y solidaridad.

Las familias y el profesorado son parte imprescindible de la solución. La formación permanente para el profesorado a veces es insatisfactoria. Aunque se ofrecen cursos sobre acoso escolar, estos cursos no son obligatorios y los docentes no siempre los encuentran útiles para identificar posibles casos de acoso en el aula.

Amnistía Internacional tiene en marcha una ciberacción en www.pupitreslibres.org para recoger firmas dirigidas al nuevo gobierno central y a las comunidades autónomas en la que pide que conviertan la lucha contra el acoso escolar en parte central de sus políticas.

Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz. Coordinador de Amnistía Internacional Jaén

Publicado en Diario Jaén el 16 de junio de 2019