Andalucía
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¿Cómo puede un estado condenar a unas personas que ayudan a náufragos, a seres humanos en peligro?

Mediterráneo, tumba de los DDHH?

Quiero comenzar este articulo citando una excelente reflexión de Pedro Pons Corsh: “A ver si lo he entendido. Si voy navegando en mi barquito y me encuentro en alta mar con el hundimiento, o peligro de hundimiento, de un yate y no socorro a los náufragos que hace un rato estaban tomando cava en cubierta, estoy cometiendo un delito por negarles el auxilio, o algo así, y puedo ser juzgado y condenado. Pero si me encuentro con el hundimiento, o peligro de hundimiento, de una patera, el delito lo cometo si socorro a los náufragos que huyen de la miseria, por otro suponer, y, por tanto, puedo ser juzgado y condenado. Así es como funciona esto, ¿no?”

A ver si lo he entendido. Si voy navegando en mi barquito y me encuentro en alta mar con el hundimiento, o peligro de hundimiento, de un yate y no socorro a los náufragos que hace un rato estaban tomando cava en cubierta, estoy cometiendo un delito por negarles el auxilio, o algo así, y puedo ser juzgado y condenado. Pero si me encuentro con el hundimiento, o peligro de hundimiento, de una patera, el delito lo cometo si socorro a los náufragos que huyen de la miseria, por otro suponer, y, por tanto, puedo ser juzgado y condenado. Así es como funciona esto, ¿no?

En efecto, esto es una salvajada, una crueldad real en el mundo en el que vivimos. ¿Cómo puede un estado condenar a unas personas que ayudan a náufragos, a seres humanos en peligro? ¿A unas personas altruistas para quien lo humanitario y los derechos humanos son más importantes que sus propias vidas? Pues sí, es posible. Es posible en el mundo en el que vivimos a pesar de que salvar vidas forme parte de la Declaración Universal de los DDHH, unos derechos imperantes en todo el planeta y, por consiguiente, en el mar también. ¿Pero a quién le importa esto mientras esos pobres inmigrantes ilegales no lleguen a nuestras costas (aunque para ello tengan que morir miles y miles de personas en el intento)?

Proactiva Open Arms es una ONG española “dedicada al transporte, desde su primera base de operaciones en la isla de Lesbos, en el mar Egeo, y desde un barco en el Mediterráneo Central, de inmigrantes que intentan llegar ilegalmente a las costas europeas en el marco de la crisis migratoria en Europa”.

La misión de esta ONG es honrada, benévola, compasiva, sustancial e importantísima en un Mediterráneo que se ha convertido en, como bien dicen, “la tumba de los DDHH” y cuya única labor es salvar unas vidas humanas que se ven condenadas a muerte “en un enorme cementerio llamado Mediterráneo”. Parece que el miedo a lo desconocido nos ha cegado en un mundo en el que coexistimos con el terrorismo y el extremismo. Pero esto no tiene que deslumbrarnos, no tiene que hacernos relegar de nuestras obligaciones en tanto que personas y no tiene que hacernos olvidar que “ningún ser humano es ilegal”. Sobre todo cuando muchas de estas personas a las que se rescatan han sido “compradas y vendidas como esclavas, torturadas y abusadas sexualmente”. Pero no nos importa, mientras no sean nuestras esposas, esposos, hijas o hijos, primas o primos, ya no nos importa el sino de estas personas. Pues no, no debería ser así, esto es inhumano.

Como afirma Sira Rego, miembro de la dirección federal de Izquierda Unida: “la criminalización que se está haciendo de la labor de defensa de la vida que está llevando a cabo en el Mediterráneo una ONG como Proactiva Open Arms tiene que cesar YA”. No están cometiendo ningún crimen. Todo lo contrario, el crimen es el que están cometiendo unos gobiernos que abogan por unas políticas migratorias responsables de, hasta hoy en día, más de 14.000 muertes y más de 33.000 ahogados en el Mediterráneo.
La impotencia, el agotamiento, el desconsuelo y la necesidad de solidaridad de las víctimas de la tragedia de la inmigración, es una situación en la que también los españoles han estado en un determinado momento de su historia, pero parece ser que la amnesia histórica les está cegando. Abramos lo ojos, ayudémonos, apoyémonos y cooperemos por un mundo mejor porque, como bien dice la escritora, editora y profesora Warsan Shire, “nadie pone a su hijo/a en un barco a no ser que el agua sea más segura que la tierra”.

Kamelia Temsamani, Activista en Amnistía Internacional Jaén

Publicado en Diario Jaén el 22 de septiembre de 2019