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Yasaman Aryani y su madre han sido condenadas a 16 años de cárcel por repartir flores a otras mujeres para promover el abandono del velo en Irán.

TE LO DIGO CON FLORES

Desde hace años tengo relación con mujeres de origen y religión musulmana. Unas llevan velo, otras no. La mayoría de ellas se sienten libres de elegir y así lo hacen. Por ello, me ha impactado la noticia de que Yasaman Aryani, de 24 años, y su madre han sido condenadas a 16 años de cárcel por repartir flores a otras mujeres para promover el abandono del velo en Irán. Varios vídeos llenaron las redes sociales y su gesto se convirtió en toda una declaración de intenciones. No son las únicas represaliadas en ese país por dicho motivo. También han sido condenadas Nasrin Sotoudeh, abogada condenada a más de 38 años de prisión por incitación a la corrupción y la prostitución o Vida Movahedi condenada por haber protestado pacíficamente contra la imposición del velo.
De conformidad con las leyes iraníes las mujeres están obligadas, contra su voluntad, a cubrirse el pelo con un velo. Las que no lo hacen, son consideradas delincuentes por el Estado. El castigo por dejarse ver sin velo en público puede ser de detención, pena de prisión, multa o latigazos. Es más una imposición cultural, como lo demuestra las distintas formas que el velo toma a lo largo del mundo y que afecta a mujeres de otras religiones, que una imposición religiosa ya que el Coran no la contempla.
Pero no solamente se persiguen en Irán a las mujeres que desean dejar el velo. En Europa, de diferente forma, se está tratando de prohibir el uso del velo. Así, por ejemplo, el Senado español aprobó una moción en la que se instaba al gobierno a prohibir el uso del velo integral en espacios y acontecimientos públicos. Nueve municipios españoles ya han prohibido el uso del velo integral en edificios municipales. Muchas de las personas que están a favor de estas prohibiciones en España han alegado que son necesarias para combatir la discriminación y salvaguardar la igualdad de género. Pero, desde Amnistía Internacional, entendemos que no se puede combatir la discriminación con discriminación, y la igualdad de género no se promueve imponiendo las prendas que pueden o no pueden vestir las mujeres, sino garantizando que se empodera a las mujeres para que tomen sus propias decisiones y puedan llevarlas a cabo efectivamente.
Las mujeres deben tener libertad para decidir las prendas que desean o no vestir. Este es su derecho en virtud de las normas internacionales de derechos humanos. Este derecho se extiende a formas de vestir que otras personas consideren censurables y debe respetarse para la reducida minoría de mujeres musulmanas que eligen llevar el velo integral, del mismo modo que para el resto de las personas. Los Estados tienen la obligación de proteger a la mujer frente a las presiones o la coacción para que lleven el velo integral, pero las prohibiciones generales no son el modo de hacerlo. Según el derecho internacional de derechos humanos, sólo pueden imponerse restricciones a los derechos a la libertad de expresión y de religión cuando sean necesarias para mantener el orden, la seguridad o la moral públicas, o para proteger los derechos de terceros.
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó una recomendación en la que pide a los Estados que no establezcan una prohibición general del velo integral o de otras prendas religiosas o especiales, sino que protejan a las mujeres de todas las coacciones físicas y psicológicas, así como su libertad para decidir como vestir. Yo creo firmemente en esa libertad de elección . No creo en la imposición. Pero si me dicen con flores que puedo elegir mucho mejor.

Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz. Coordinador de Amnistía Internacional Jaén.

Publicado en Diario Jaén el 8 de septiembre de 2019