Andalucía
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El derecho a la educación es un derecho fundamental de todos los seres humanos, la Declaración Internacional de los Derechos del Niño así lo establece y nuestra legislación establece la educación obligatoria hasta los 16 años. Sin embargo, en Melilla, según denuncia Prodein, cerca de 400 menores nacidos en España pero de padres no regularizados no pueden matricularse en los colegios públicos de la ciudad.

Siempre he pensado que la educación es la base de la libertad y el desarrollo de la personalidad. Sin duda, el acceso a la educación es básico y debe ser un derecho universal. El derecho a la educación es un derecho fundamental de todos los seres humanos que les permite adquirir conocimientos y alcanzar así una vida social plena. Es vital para el desarrollo económico, social y cultural de todas las sociedades. La Declaración Internacional de los Derechos del Niño establece el derecho a la educación y nuestra legislación establece la educación obligatoria hasta los 16 años.

En Melilla, según denuncia Prodein, cerca de 400 menores nacidos en España pero de padres no regularizados no pueden matricularse en los colegios públicos de la ciudad. La Administración no les facilita su inscripción en el padrón pese a residir en Melilla toda su vida, lo que les cierra las puertas de los colegios. No pueden ir al colegio aunque quieran. Son hijos de migrantes, sobre todo personas de origen marroquí, que llevan viviendo en la ciudad durante décadas pero que no han podido regularizar su situación y que ya sufrieron este apartheid educativo durante su infancia. Ahora, sus hijos son niños que no tienen papeles porque sus padres no tienen papeles, aunque han nacido en la ciudad y han residido en ella desde siempre.

Esto ya ocurrió el año pasado con 160 menores. La protesta ciudadana que recopiló casi 100000 firmas y las manifestaciones diarias de los propios niños, que gritaban en frente a la Delegación del Gobierno en Melilla “queremos ir al colegio” con sus mochilas a la espalda, permitió que los niños pudieran recibir sus clases. Hoy alrededor de 400 menores han sido excluidos de una plaza educativa.

Estamos ante una traba burocrática ya que, para poder matricularse, los niños tienen que estar empadronados y aquí nos encontramos con la pescadilla que se muerde la cola típica del derecho de extranjería. Sin padrón no puedes pedir los papeles (permiso de residencia) y sin papeles no puedes registrarte en el padrón municipal. Sin padrón tampoco te permiten matricularte.

Melilla y Ceuta son las únicas ciudades en las que, para solicitar el padrón, debes demostrar una situación regulada mediante algún documento que lo acredite, como el permiso de residencia. Desde entonces, los menores de padres sin papeles tienen este problema en la ciudad autónoma. El Defensor del Pueblo también alertó de esta situación y exigió que no se vulnerara el derecho a la educación de estos menores residentes en España.

«muchos ven todos los días cómo los niños van al colegio y ellos se quedan en casa sin entender por qué, y es porque son extranjeros en su propia ciudad, en la que han nacido. Cree que estamos ante un apartheid de manual.»

Según los dirigentes del PP local, la escolarización de estos menores, va a suponer “la marroquinización de la ciudad” y aumentaría la ratio de alumnos por aula en la ciudad. El activista José Palazón recuerda que hace más de diez años que no se construye un colegio en la ciudad y defiende que estos menores son de Melilla, viven en Melilla y no en Marruecos, y tienen derechos aunque no puedan empadronarse. Según cuenta, «muchos ven todos los días cómo los niños van al colegio y ellos se quedan en casa sin entender por qué, y es porque son extranjeros en su propia ciudad, en la que han nacido. Cree que estamos ante un apartheid de manual.»
Eso creemos también nosotros. Y, como activistas de derechos humanos, no podemos tolerarlo. Las políticas de control de flujos migratorios no justifica el desconocimiento de un derecho fundamental como este y, mucho menos, cuando afectan a niños. España posee importantes compromisos internacionales en estas materias que no puede dejar de cumplir. Porque estos niños también quieren ir al cole.

No se lo impidamos.

Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz. Coordinador de Amnistía Internacional Jaén.

Publicado en Diario Jaén el 6 de octubre de 2019