Comunidad Valenciana
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Invisibilizadas, cuestionadas, desprotegidas y juzgadas: millones de mujeres víctimas de violencia sexual en España. Por ello, Amnistía Internacional ha iniciado una ronda de reuniones con autoridades españolas sobre violencia sexual. Esta ronda de reuniones, termina en el Congreso de los Diputados, donde Amnistía Internacional comparecerá ante la Subcomisión de seguimiento del Pacto de Estado en […]

Invisibilizadas, cuestionadas, desprotegidas y juzgadas: millones de mujeres víctimas de violencia sexual en España. Por ello, Amnistía Internacional ha iniciado una ronda de reuniones con autoridades españolas sobre violencia sexual.
Esta ronda de reuniones, termina en el Congreso de los Diputados, donde Amnistía Internacional comparecerá ante la Subcomisión de seguimiento del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género.

Tras la comparecencia, Amnistía Internacional hará una valoración de estos encuentros y de los compromisos adquiridos por parte de la administración.

«Las mujeres no quieren esperar más ante una situación que tiene solución, y reclaman a sus instituciones respuestas eficaces y efectivas, que mejoren su protección y atención en caso de sufrir una agresión sexual. Iniciamos esta ronda de reuniones para plantear nuestras preocupaciones, nuestras propuestas y obtener compromisos concretos por parte de las administraciones», ha señalado Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España.

Miles de personas exigen que se respeten los derechos de las mujeres de ser informadas, atendidas y recibir la atención adecuada.

El lunes 11 de febrero, Amnistía Internacional España se va a reunir con Dolores Delgado, Ministra de justicia, para hablar sobre la falta de protección que sufren las mujeres que se atreven a denunciar una violación en España.

ÚNETE a nuestro manifiesto y no consientas que con el silencio se acepte el maltrato como algo normal.
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Durante muchos años, hemos vivido en una sociedad que consentía; que aceptaba el maltrato como algo cotidiano; que veía la violencia sexual como algo habitual; que permitía que los abusos y las agresiones a las mujeres quedaran impunes.

Todo esto debería ser parte del pasado, pero aún hoy, en pleno siglo XXI, tenemos que vivir con ello.

Y NO LO CONSIENTO:

No consiento que miles de mujeres y niñas sufran violencia sexual, y mucho menos, que, además, tengan que enfrentarse a un camino lleno de obstáculos, de piedras.
No consiento que si mi hija sufre el horror de ser violada, encima sea interrogada durante horas en la policía y tenga que escuchar frases como: “¿Qué ropa llevabas?”.
No consiento que si mi pareja, mi hermana o mi amiga sufre una agresión sexual, le digan: “no importa, márchate, eso no es nada” o “aquí no te podemos atender” cuando acuda en busca de asistencia médica.
No consiento tener que aguantar que jueces y fiscales traten a las agredidas como agresoras.
No consiento que haya mujeres que teman denunciar a su agresor por el terror a sentirse señaladas de antemano.
No consiento que no se crea a las mujeres violadas, que su palabra sea cuestionada, que sean ellas las juzgadas y no los violadores.
No consiento ni una sola agresión más, ni una sola humillación más, ni una sola piedra más en el camino de las mujeres que sufren violencia sexual.
No consiento que se crea que la violencia sexual es solo una cosa de mujeres porque nos afecta a todos y a todas: seres queridos, familias, parejas, hijos, hijas, amigos…
Quiero una sociedad y unas instituciones que tengan claro que ante la violencia sexual hay DERECHOS:
El derecho a acudir a la policía y a ser informada y atendida sin prejuicios.
El derecho a ir a cualquier hospital y recibir la atención adecuada.
El derecho a una justicia libre de estereotipos y revictimizaciones.

Somos miles las mujeres y hombres que exigimos que se respeten estos derechos, no solo cuando aparecen manadas, sino todos los días.

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