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LA OMS, EL MUNDO EN PANDEMIA Y LA DECISIÓN DE LOS EEUU La Constitución de la Organización Mundial de la Salud entró en vigor el 7 de abril de 1948, fecha en la que se celebra cada año el Día Mundial de la Salud. Actualmente la constituyen más de 7000 personas trabajando en 150 oficinas […]

LA OMS, EL MUNDO EN PANDEMIA Y LA DECISIÓN DE LOS EEUU

La Constitución de la Organización Mundial de la Salud entró en vigor el 7 de abril de 1948, fecha en la que se celebra cada año el Día Mundial de la Salud. Actualmente la constituyen más de 7000 personas trabajando en 150 oficinas de país, seis oficinas regionales y sede en Ginebra.

Más de 800 instituciones en más de 80 países prestan apoyo a los programas de la OMS y sus Miembros han sido divididos en grupos, según un criterio de distribución geográfica (194 Estados Miembros)[1].

También se apoya en Embajadores de Buena Voluntad, personalidades conocidas de las artes o el deporte que se comprometen a contribuir a los esfuerzos para sensibilizar al público acerca de problemas importantes de salud.

En estas últimas semanas hemos oído hablar de la OMS más que nunca, los expertos de todos los países recurren a sus normas y advertencias. Pero los gobiernos no siempre, ya que alertó de la gravedad del Covid19 el 30 de enero tras una reunión de 16 especialistas mundiales en epidemiología[2] declarando el brote de coronavirus como problema de dimensión mundial y decretó una ESPII, siglas de Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. Las actas de aquella reunión en Ginebra alertaban del virus y ofrecían consejos para que los países se preparasen: el 2019-nCoV, hoy conocido como Covid-19, iba a llegar a todas las naciones. Había que aislar casos, hacer seguimiento de contactos, promover medidas de distanciamiento físico en las relaciones sociales.

 ¿Se cumplieron esas medidas en Europa? No.

No evitamos la transmisión secundaria a pesar de que la OMS no decreta una ESPII más que en casos de amenaza grave, súbita, inusual, que se propaga más allá de las fronteras del Estado afectado por lo que se hace indispensable una acción internacional inmediata.

El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades también alertó a los países de que una epidemia podía tener resultados fatales ya que se trataba de un virus altamente contagioso sin terapias ni vacunas.

El 11 de marzo, “profundamente preocupada por los alarmantes niveles de propagación de la enfermedad y por su gravedad, y por los niveles también alarmantes de inacción, la OMS determina en su evaluación que la COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia”[3].

El Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 en España[4].

Desde entonces, miles de personas han enfermado y han fallecido, y miles de personas también se han dejado la salud ayudando a los demás a superar esta catástrofe.

Todos se vuelcan con trabajo y donaciones.

Unos países más que otros están sufriendo esta hecatombe, no es momento de echar culpas a nadie, ya llegará, es hora de colaborar porque estamos todos en el mismo barco y hace aguas por todas partes.

Y en medio del achique generalizado, el presidente Trump anuncia la suspensión del financiamiento de EEUU a la OMS por una supuesta “mala gestión y encubrimiento de la expansión del coronavirus”[5].

¿Es aceptable esta determinación en un momento en el que se necesitan todos los esfuerzos, más que nunca, para contener y mitigar la pandemia? La OMS es una organización clave de expertos gracias a la cual se comparte información relevante y decisiva en esta etapa crítica. No es momento de culpar a los adversarios políticos utilizando un instrumento de investigación clave, ninguna otra organización puede reemplazarla.

La OMS ha cometido errores, toda institución los comete.

Es cierto que cuando el Gobierno de EEUU aprobó limitaciones de viajes, la OMS lo criticó, pero Trump cometió gravísimos errores restando gravedad a la epidemia y elogió a China cuando veía el virus como algo que no podía incumbirle. Ahora lo denomina “virus chino”.

Para la OMS la salud es “uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”[6].

Y la necesitamos, todos, porque la desigualdad de los países en lo referente a la salud y el control de las enfermedades, sobre todo las transmisibles, es un peligro para todos los pueblos. De esta los occidentales no nos hemos salvado.

EQUIPO COMUNICACIÓN COMUNIDAD VALENCIANA

Emma Sopeña Balordi



[1] https://www.who.int/countries/es/

[2] https://www.who.int/ihr/procedures/novel-coronavirus-2019/ec-22012020-members/en/

[3] https://www.who.int/es/news-room/detail/08-04-2020-who-timeline—covid-19

[4] https://administracion.gob.es/pag_Home/atencionCiudadana/Estado-de-alarma-crisis-sanitaria.html#.XpcpD5lS9pg

[5] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52292759

[6] https://www.who.int/es/about/who-we-are/constitution