Comunidad Valenciana
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Mesa redonda contra la criminalización de quienes salvan vidas en el Mediterráneo, organizada por Amnistía Internacional, con la colaboración de Proactiva Open Arms y Médicos sin Fronteras

28/03/2019 @ 7:00 pm – 9:00 pm – Ponentes:   Pepe Medina, voluntario de Open Arms, perteneciente a la ONG Bombers pel  mon y bombero del Ayuntamiento de Valencia. Mila Font, delegada de MSF para la Comunitat Valenciana, Catalunya, Balears i Murcia. Jaume Durá, Coordinador CEAR PV Modera: Pau Bares, Amnistía Internacional. Hace aproximadamente 9 meses pudimos contemplar como España se convertía en […]

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Data/Hora
Date(s) - 28/03/2019
7:00 pm - 9:00 pm

Localització
Colegio Mayor Rector Peset

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Ponentes:  

  • Pepe Medina, voluntario de Open Arms, perteneciente a la ONG Bombers pel  mon y bombero del Ayuntamiento de Valencia.
  • Mila Font, delegada de MSF para la Comunitat Valenciana, Catalunya, Balears i Murcia.
  • Jaume Durá, Coordinador CEAR PV

Modera: Pau Bares, Amnistía Internacional.

Hace aproximadamente 9 meses pudimos contemplar como España se convertía en el abanderado en la acogida de náufragos en el Mediterráneo. Sucedió en Valencia, con un despliegue sin precedentes de medios de comunicación y sanitarios, el buque Aquarius de Médicos sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, custodiado por otros dos barcos de la marina italiana, atracaban en el puerto valenciano. A bordo, 629 personas que descendieron de los navíos para iniciar una nueva vida en Europa. Era el mes de junio. No ha pasado un año y esa imagen de acogida ha quedado ahora en nada después de que el gobierno español haya prohibido al Open Arms abandonar los muelles de Barcelona con destino a las costas de Libia por la imposibilidad de garantizar el desembarco en los puertos de Malta e Italia como marcan los convenios internacionales de salvamento marítimo.

Lo que parecía un nuevo rumbo en la política de inmigración, se ha venido abajo en cuanto se han aplicado los convenios europeos, como el sistema de Dublín, en cuya virtud el primer país en el que entra una persona solicitante de asilo es normalmente el responsable de examinar su solicitud, alojarla durante el proceso, integrarla en caso de que se vea reconocida su solicitud y devolverla a su país si su solicitud de protección es denegada y el acuerdo con Libia, que solo hacen que apuntalar un sistema que impide a personas refugiadas y migrantes viajar hasta Europa, condenándolas a una muerte segura, bien en sus países de origen, bien dejándolos morir ahogados en el mar, convirtiendo al mar Mediterráneo en una fosa común cuyo número real de muertos nadie conoce y de donde quedan cada vez menos testigos.

A la situación crítica de las personas migrantes, debemos añadir la criminalización de las organizaciones de rescate por parte de los gobiernos, como ha ocurrido con la ONG Proactiva Open Arms, acusada de colaborar con grupos criminales, la ONG Médicos Sin Fronteras acusada de no gestionar bien residuos peligrosos, los bomberos sevillanos de la ONG Proem-Aid acusados de tráfico ilegal de personas, o la activista Helena Maleno acusada de tráfico de inmigrantes.

Si dejamos atrás un año 2018 que ha supuesto, según la ONG ACNUR, la muerte de más de 2000 personas ahogadas en el Mediterráneo, y más de 100.000 solicitantes de asilo en Europa, el año 2019 que hemos comenzado no nos invita al optimismo. Los gobiernos europeos bloquean de manera sistemática la actividad de las ONG, impidiéndoles realizar las actividades de búsqueda y rescate. A día de hoy, los barcos continúan atracados en los muelles sin poder salir. Si a esto le sumamos la intención del gobierno español de militarizar el cuerpo de Salvamento Marítimo, colocando al mando a agentes de la Guardia Civil, nos abocamos a una situación que desgraciadamente deja bien claras las intenciones del gobierno en lo que respecta a las personas migrantes.

Como último escalón de cadena, añadir el apagón informativo de los medios de comunicación en todo lo concerniente a este tema, con el objetivo de no visibilizar las muertes que siguen aconteciendo día a día en el Mediterráneo: problema que no se ve, problema que no existe.

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