Extremadura
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Artículo 29: Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento […]

Artículo 29:

  1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
  2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
  3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

¡Buenas tardes, Londres! Permitid que, primero, me disculpe por la
interrupción. Yo, como muchos de vosotros, aprecio la comodidad de la
rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía.
A mí, me gusta tanto como a vosotros.

Así empezaba el discurso de V en televisión en la película “V de vendetta”
de las hermanas Wachowsky.
Hoy vamos a hablar de un artículo de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos que hace que todos los demás sean posibles: el artículo
29, que dice que además de tener derechos tenemos el deber de defender
dichos derechos.
Entre muchas personas está mal visto implicarse para mejorar las cosas. Se
nos ha enseñado que cada uno tiene que cuidar de sí mismo y poco más, y
que de hacer que las cosas mejoren tienen que encargarse otros. Es más: se
ha extendido la idea de que cualquiera que se signifique en cualquier
forma de activismo es, probablemente, porque desea escalar en una carrera política o porque alguien le está pagando o manipulando. Querer cambiar el Mundo, simplemente, está mal visto. La sociedad nos dice que aunque veamos los problemas con nuestros propios ojos debemos permanecer, tranquilos, en nuestro sillón, sin hacer nada al respecto.
¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente,
unos son más responsables que otros. Y tendrán que rendir cuentas. Pero,
la verdad sea dicha, si estáis buscando un culpable, sólo tenéis que
miraros al espejo.

Celtas Cortos, con su canción “Tranquilo, majete”, saca los colores a esa
actitud tan extendida de no mojarse, de evitar implicarse, de dejar que sean otros los que saquen las castañas del fuego, de ser lo suficientemente listo como para no arriesgarse y esperar a que los problemas los arregle la
ONG, el sindicato o el partido político de turno, que “para eso están”.
El Mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Si no nos
involucramos en la marcha de la sociedad alguien lo hará por nosotros, y
puede que no nos guste a donde nos lleve.
Y no os equivoquéis: los activistas no somos seres de luz, ni unos santos,
no somos mejores que la mayoría de la gente que anda por la calle pero, al
menos, hemos decidido levantarnos del sillón e intentar hacer algo. En
realidad cualquiera puede levantarse del sillón.
Os dejo con Celtas Cortos. Como decían en otra de sus canciones “espero
que mis palabras desordenen tu conciencia”.