Extremadura
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Otro año más, nuestras ciudades se han teñido de amarillo para reclamar el fin de la pena de muerte, una condena persistente en países que no respetan los derechos más básicos de sus habitantes, como son el de recibir un juicio justo y el de vivir. La mayoría de estos países están gobernados por dictadores […]

Otro año más, nuestras ciudades se han teñido de amarillo para reclamar el fin de la pena de muerte, una condena persistente en países que no respetan los derechos más básicos de sus habitantes, como son el de recibir un juicio justo y el de vivir. La mayoría de estos países están gobernados por dictadores cuyo principal interés es escarmentar duramente a sus opositores; aunque sigue extrañando la inclusión de Estados Unidos, un país que se considera a sí mismo el adalid de todas las libertades y de la democracia.


Ciudades de todo el mundo hoy recuerdan la reciente y dolorosa ejecución del iraní Arman Abdolali, condenado por un delito cometido siendo menor de edad. Y la Comunidad de Sant’Egidio organiza un evento internacional on-line titulado “No Justice without life”, con testimonios de personas que han sido condenadas a muerte, activistas, abogados y personalidades de la vida política como el presidente del Parlamento Europeo David Sassoli.


En Extremadura se han unido a esta iniciativa Mérida, Don Benito, Villafranca de los Barros y Cáceres, ciudades que insisten en recordarnos que los derechos son de todos los seres humanos y que no debemos ignorar las violaciones de los mismos a cualquier persona, sea de nuestro país o no, viva en nuestra ciudad o en cualquier otra del mundo.


Con estas iniciativas esperamos hacer visible una vulneración del primero de los derechos de las personas, que es el derecho a la vida, el cual en nuestro país también fue conculcado por la represión de la dictadura hasta no hace muchos años. No debemos olvidar que la pena de muerte nunca es justa, no solo por la magnitud de la pena, sino también porque suele ir acompañada de indefensión del acusado, juicios injustos o utilización del reo como chivo expiatorio para calmar ánimos exaltados a causa de crímenes atroces.