SALIENDO DE LA CABAÑA
SALIENDO DE LA CABAÑA ¿Somos capaces de salir del refugio de nuestras inquietudes personales para dedicar algo de esa preocupación a nuestro entorno? ¿Puede motivarnos ese mundo ajeno a nuestra vida? ¿Tenemos voluntad para activarnos? Ha pasado a ser actualidad el denominado “síndrome de la cabaña”, el miedo, o por lo menos el recelo, a […]
SALIENDO DE LA CABAÑA
¿Somos capaces de salir del refugio de nuestras inquietudes personales para dedicar algo de esa preocupación a nuestro entorno? ¿Puede motivarnos ese mundo ajeno a nuestra vida? ¿Tenemos voluntad para activarnos?
Ha pasado a ser actualidad el denominado “síndrome de la cabaña”, el miedo, o por lo menos el recelo, a salir de casa. A contactar con otras personas fuera de nuestra unidad familiar. A retomar las actividades que antes eran cotidianas. Este síndrome procede de lo que se conoce como la “fiebre de la cabaña” (cabin fever) pero al contrario[1]. Aunque muchas personas han conocido igualmente este estado, que produce agitación ante la imposición externa de permanecer encerrado. Y lo que es más común, la doble vertiente: sensación de seguridad en el recinto del hogar y ansiedad por tener que permanecer en él.
Necesitamos certezas y no sabemos dónde encontrarlas, las que antes nos daban serenidad, las que nos motivaban para emprender tareas, para comprometernos por nuestras creencias y sentimientos y por la satisfacción que producen los logros.
Pero en el estado actual es fácil caer en la desmotivación, en el pesimismo o en la neutralidad emotiva, en la anestesia de los sentimientos para aguantar el desánimo.
¿Qué nos ha ocurrido?
Una ruptura absoluta de nuestra cotidianidad, miedo al perder las certezas, sensación de vulnerabilidad, cansancio y apatía tras haber soportado días de estrés; las expectativas se han esfumado y nos sentimos incapaces de implicarnos otra vez en algo nuevo o en lo que antes nos motivaba.
¿Qué podemos hacer?
Reconectar, en la medida de lo posible, con nuestras antiguas motivaciones o crear otras nuevas conectando con otros mundos en función de nuestras realidades, planificando objetivos a corto plazo y readaptando nuestras motivaciones a la nueva situación. Resituarnos, reajustarnos, crear nuevas certezas tal vez más amplias y menos centrípetas, más conectadas con realidades que eran ajenas a nuestra cotidianidad, que gestan beneficios por el sentimiento de pertenencia y conexión con otras realidades destrozadas por la vulneración y los destrozos de los derechos humanos y conocer nuevas situaciones conectadas con el ACTIVISMO.
Hay proyectos que nos están esperando, solo hace falta una mirada global, integradora, flexible. La estructura organizativa de AMNISTÍA INTERNACIONAL ofrece tantas posibilidades de integración como expectativas.
La renuncia a nuestros pequeños deseos puede posibilitar conectar con otros deseos más relacionados con los conflictos en el mundo.
¡ACTÍVATE!
https://www.es.amnesty.org/actua/voluntariado/
https://crm.es.amnesty.org/gentecomotu/
https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/
https://www.es.amnesty.org/actua/red-de-acciones-urgentes/
https://redescuelas.es.amnesty.org/index.php
EQUIPO COMUNICACIÓN
Emma Sopeña Balordi
Agradecemos a Alberto Martín González, psicoterapeuta de www.laperiferica.org Centro de Psicología y Transformación Social, el taller realizado para los activistas de Amnistía Internacional.
Imagen de Andrew
Martin en Pixabay
[1] https://itaepsicologia.com/que-es-el-sindrome-de-la-cabana-pautas-para-superarlo/
Un comentario en “SALIENDO DE LA CABAÑA”
Comentarios cerrados.
Gracias, Amparo, nos alegra muchísimo compartir contigo nuestro blog, un abrazo.