Afganistán y la política de hospitalidad en la comunidad internacional El mundo está siguiendo atentamente la situación en Afganistán. En los periódicos, las noticias más publicadas se refieren a la retirada de EEUU de Afganistán, a las actuaciones de los talibanes, al final de la presencia de EEUU en Oriente Medio. La visibilidad del tema […]
Afganistán y la política de hospitalidad en la comunidad internacional
El mundo está siguiendo atentamente la situación en Afganistán. En los periódicos, las noticias más publicadas se refieren a la retirada de EEUU de Afganistán, a las actuaciones de los talibanes, al final de la presencia de EEUU en Oriente Medio. La visibilidad del tema es más que importante, pero, desafortunadamente, mediatizar no es suficiente para ayudar al pueblo afgano.
Según datos de junio de 2021 de ACNUR, el 68% de todas las personas refugiadas y desplazadas en el extranjero procedían de sólo cinco Estados: Siria, Venezuela, Myanmar, Sudán del Sur y Afganistán (este con la cifra de 11%). Del total de personas refugiadas, el 86% de ellas son acogidas en países en desarrollo y 73% de la acogida se da en los territorios vecinos. Está claro que la responsabilidad no es compartida de manera igualitaria, pues es en los países en desarrollo donde se lleva a cabo la mayor parte de la recepción de personas necesitadas de protección internacional[1].
Sin embargo, los líderes occidentales no se fijan en estos datos. A mediados de agosto, el presidente Emmanuel Macron afirmó que Europa debe protegerse de los grandes flujos migratorios irregulares[2]. El discurso del presidente fue recibido como contenido de extrema derecha. Angela Merkel quiere una respuesta controlada de la Unión Europea[3]. Turquía, socio estratégico que sirve como zona de moderación para la entrada en la UE, está erigiendo un muro para detener la entrada de refugiados afganos.
No es la primera vez que nos encontramos con una situación de este calibre. Con la Primavera Árabe[4], el mundo presenció un desplazamiento masivo de millones de personas. Los gobiernos se enfrentaron a decisivos desafíos.
Es necesario repensar radicalmente cómo debemos gestionar los flujos migratorios ahora y en el futuro cercano. La hospitalidad está condicionada por las leyes institucionales de cada país, pero hay reglas mínimas que deben ser respetadas.
Ahora que se ha reconocido la grave situación en Afganistán, es importante brindar oportunidades a las personas que corren el riesgo de ser perseguidas en el territorio para que puedas ponerse a salvo. Es necesario llevar a la práctica el discurso y practicar la solidaridad internacional. Los Estados deben facilitar las solicitudes de asilo, incluso hacer concesiones de orden burocrático, teniendo en cuenta la situación excepcional en la que se encuentran los afganos.
La admisión de refugiados es un deber. Ahora bien, admitirlos sin crear condiciones para una hospitalidad eficiente es inútil. El elevado número de rechazos de solicitudes de protección internacional y la dificultad para renovar el visado, son temas que se deben analizar y discutir. Las condiciones de acogida e integración de esta población vulnerable deben ser examinadas minuciosamente, asegurando un sistema funcional potente.
Mariana Augusto Bandeira
EQUIPO SOCIEDAD CIVIL JÓVENES AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA
Imagen de David
Mark en Pixabay
[1] https://www.acnur.org/es/datos-basicos.html
https://www.unhcr.org/refugee-statistics/
[2] https://es.newsi.icu/noticias/afganistan-emmanuel-macron-dice-que-quiere-proteger-a-europa-de-importantes-flujos-migratorios-irregulares-protesta-de-la-izquierda/
[3] https://www.thenationalnews.com/world/europe/2021/08/17/eu-holds-afghan-talks-amid-shameful-calls-to-curb-refugee-flow/
[4] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/reportajes/primavera-arabe-5-anos-despues/
