UNA EXPERIENCIA COMO PRACTICUM EN AMNISTÍA INTERNACIONAL
Me llamo Isabel Cebrià, estoy estudiando el grado en Comunicación Audiovisual de la Universitat de València y soy practicum en Amnistía Internacional dentro del grupo local (también) de Valencia. Algunas personas me llaman idealista, otras creen que quiero salvar el mundo, pero simplemente soy una comunicadora que sueña con utilizar su trabajo para dar voz […]
Me llamo Isabel Cebrià, estoy estudiando el grado en Comunicación Audiovisual de la Universitat de València y soy practicum en Amnistía Internacional dentro del grupo local (también) de Valencia.
Algunas personas me llaman idealista, otras creen que quiero salvar el mundo, pero simplemente soy una comunicadora que sueña con utilizar su trabajo para dar voz a personas que, desafortunadamente, han sido silenciadas y relegadas a los márgenes, entre otras cosas, porque muchas veces me he sentido invisible. En ese sentido, lo que más me ha movido siempre ha sido expresarme y ayudar a que otras personas se expresen gracias a lo que sé. Es lo que más satisfacción me da.
Hay estudiantes que no entienden que haya elegido prácticas en una ONG porque piensan que no es ambicioso, pero yo opino que si quieres comunicar, tienes que entender que hay partes de la historia y de la actualidad que no conoces y que esto puede llegar a limitar tu trabajo. No terminas de entender determinadas problemáticas si no conoces a las personas que verdaderamente las han vivido en carne propia.
Por esta razón, yo vi en Amnistía Internacional una oportunidad no solo de trabajar, sino de conocer el mundo a través de las personas defensoras plurinacionales que he tenido el placer de escuchar y, en algunos casos, de tratar. De hecho, recuerdo cómo a los pocos días de llegar y al ver mi tutor que tenía ganas de aportar, se me ofreció entrevistar a Carmen Rosa de León, defensora y exiliada guatemalteca por denunciar la corrupción judicial en su país, y a Patricia Orozco, defensora y exiliada nicaragüense por luchar por un periodismo libre e independiente dentro de la dictadura actual de Daniel Ortega.
Y es que no solo he tenido la oportunidad de hacer entrevistas a estas personas, sino que también las he grabado en ocasiones para videoresúmenes o incluso para algún streaming dentro de los actos que asiduamente organiza Amnistía Internacional; en estos también he hecho muchas fotografías tanto de interiores como de exteriores y en diferentes momentos del día (en ese sentido, momentos para practicar no me han faltado).
Lo que está claro es que en todas aquellas oportunidades y en los contactos más o menos directos por la naturaleza del trabajo, he escuchado testimonios donde he podido comprobar que todas y cada una de las personas defensoras, que nos relataban sus vivencias respecto a lo que ocurre y ha ocurrido en sus respectivos países, han sido invisibilizadas y violentadas, entre otras cosas, por defender la libertad y la dignidad de las personas. Es increíble darse cuenta de que, efectivamente, no solo pueden abrir nuestra perspectiva del mundo, sino que también son un ejemplo de fortaleza, lucha y resiliencia, aunque desgraciadamente hay escaso eco de estas situaciones dentro de los medios de comunicación.
Por otro lado, dentro de mis prácticas, no solo he sentido que podía dar voz a otras personas, sino que mi opinión y mi perspectiva también eran importantes. En ese aspecto, he tenido la oportunidad de hacer sugerencias para redes o incluso para la preparación de algún acto, de que me hagan entrevistas radiofónicas hablando de mi experiencia como practicum y de contarla también aquí en el blog.
Esta confianza también ha repercutido en que se me haya dado libertad para plantear todos los trabajos que he llevado a cabo, lo que me hace pensar especialmente en el proyecto de sensibilización que he estado trabajando durante mi periodo de prácticas, donde pude escoger el tema y el enfoque que quise.
Me gustaría hablar un poco de él no solo porque forma parte de mi experiencia en Amnistía Internacional, sino porque trata una problemática que afecta al que también es mi país, ya que, a pesar de que nací en Valencia, mi madre es de Colombia y yo también me siento en parte de allí porque ella me ha criado con su cultura y sus costumbres, a las que siempre les he tenido mucho amor.
Desde mi posición de privilegio, siempre he observado mucho desconocimiento en España sobre los colombianos y las colombianas. Eso me impulsó a querer hacer un proyecto que visibilizara la complicada situación que ha estado atravesando Colombia todos estos años a causa de la guerra entre las guerrillas, los paramilitares y las fuerzas armadas del Estado. Dicha situación ha tenido unas graves consecuencias, entre ellas las altas tasas de violencia que ha sufrido el país, y pienso que todo el mundo debe ser como mínimo consciente de esto antes de opinar.
He dispuesto de muchísimo material para llevarlo a cabo, no solo a través de toda la información que he encontrado en el archivo de Amnistía Internacional y de la ONU, sino que también he contado con el testimonio directo de una defensora que ha vivido esta preocupante situación (como he dado a entender anteriormente, es necesario a la hora de abordar este tipo de trabajos) gracias a la persona que ha estado tutorizando mi trabajo cada semana (lo cual me ha ayudado y orientado mucho).
El nombre de la mencionada defensora es Cruz Elisa Buytrago, defensora y exiliada colombiana por defender los derechos de los campesinos y las campesinas dentro de la guerra; cabe destacar que estas personas forman parte de una de las comunidades minoritarias más afectadas por esta. Al respecto debo decir que con Cruz Elisa pasé un rato muy interesante (y en ocasiones impactante debido a sus vivencias) en el que también la pude entrevistar debido a mi interés de corroborar los materiales.
Por último, quisiera destacar que he descubierto en mí la capacidad de adaptarme a diferentes trabajos, circunstancias y recursos con la certeza de que estoy preparada para ello. Esto ha contribuido a cierta evolución personal si tenemos en cuenta que empecé nerviosa y con miedo de no estar a la altura y ahora afronto cada trabajo con confianza en mis capacidades, aunque también debo decir que a esto ha ayudado que me haya sentido en un ambiente familiar y cercano que me valoraba. En ese sentido, también me gustaría decir que ha habido muchas personas que me han guiado y se han preocupado de ayudarme o de comprenderme cuando lo he necesitado.
Por todo ello, si eres una persona que está interesada en aprender sobre las sociedades de todo el mundo y sobre cómo aportar algo bueno en circunstancias de injusticia desde una posición ciudadana, yo creo que estar en Amnistía Internacional te puede enriquecer. Además, no tienes por qué hacer las labores que he hecho yo para hacer las prácticas, sino que hay muchos modos de ayudar y hay espacio para cualquier persona que desee unirse dentro del grado de implicación que elija.
Imagen de SplitShire en Pixabay
EQUIPO DE COMUNICACIÓN AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA
Isabel Cebrià
Estudiante de la Universitat de València
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