El 2 de mayo, Amnistía Internacional Valencia organizó una Mesa Redonda en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia, homenaje a los periodistas asesinados, encarcelados y perseguidos por ejercer su profesión. En la mesa participaron el periodista Jesús Maraña, director del diario digital Infolibre, Oihana Goiriena, mujer del periodista Pablo González, y Jorge Fernández, activista […]
El 2 de mayo, Amnistía Internacional Valencia organizó una Mesa Redonda en el Colegio Mayor Rector Peset de Valencia, homenaje a los periodistas asesinados, encarcelados y perseguidos por ejercer su profesión.
En la mesa participaron el periodista Jesús Maraña, director del diario digital Infolibre, Oihana Goiriena, mujer del periodista Pablo González, y Jorge Fernández, activista y defensor en el caso de Julián Assange.
La Mesa Redonda fue organizada para conmemorar el 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa proclamado en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Conocer a Oihana es la oportunidad de presenciar la lucha de una mujer por conseguir que se libere a su marido desde que él le llamó a las siete de la mañana el 28 de febrero de 2022 y le dijo: “Ohiana estoy detenido desde hace unas horas. Llama a mi madre y a mi abogado. Me han dado café y me encuentro bien”[1]. Oihana no pudo volver a hablar con él hasta casi nueve meses después.
Pavel Rubtsov, nacido en Moscú el 28 de abril de 1982, fue vivir con su madre a Barcelona en 1991 tras el divorcio de sus padres y en esa ciudad adoptó el nombre de Pablo González.
El 6 de febrero de 2022 su vida cambiaría radicalmente. Pablo, ya periodista, se encontraba en Ucrania donde trabajaba como freelance; esperaba una conexión con La Sexta cuando se le acercaron unos soldados que le instaron a borrar el contenido de su cámara. Por la noche, el servicio de inteligencia ucraniano requirió su presencia en Kiev y fue sometido a un interrogatorio. Regresó a España: estaba preocupado porque Ohiana recibió una visita del CNI. Pero volvió a trabajar a Ucrania para informar sobre la invasión rusa del 24 de febrero. Y ahí empezó su tormento.
Pablo González fue detenido acusado de espionaje y se encuentra recluido en régimen de aislamiento desde el 28 de febrero de 2022. En ocho ocasiones ha sido prorrogada la prisión preventiva, el 28 de mayo se renovará por novena vez.
Se le permite tener contacto regular con su abogado (la abogada de oficio renunció y se quedó sin defensa hasta que su mujer le buscó otro letrado) y ha sido visitado por el cónsul español en Polonia, pero hay que recordar que no contó con asistencia letrada de oficio hasta 16 días después de su detención. Tampoco tuvo un abogado de libre elección hasta dos meses después de la misma. Y, todavía hoy, no se le permite tener un contacto directo y regular con su familia, ni siquiera por teléfono o videollamada. Solo se le ha permitido tener dos visitas de su esposa, el 21 de noviembre de 2022 y el 26 de junio de 2023 y en presencia de funcionarios de prisiones.
Desde que fue detenido, no tiene información completa de los cargos que hay contra él, tan solo existe una acusación genérica de espionaje, pero aún no han tenido copia a las actuaciones. El Gobierno español tampoco conoce los cargos ni se ha comunicado con Ohiana.
Bruselas presentó el caso con cinco representantes de cinco partidos políticos y se sorprendieron de que el Gobierno español no haya intervenido.
Las condiciones de su detención son duras, con una situación higiénica deplorable, pasa frío, sin ropa interior de abrigo, permanentemente esposado las pocas horas que sale de la celda y le hacen desnudarse cada vez.
En Polonia no hay límite ara la prisión preventiva y su encarcelamiento se va prolongando. Fue acusado de espionaje y no le ponen fecha para juicio. Está considerado preso peligroso por lo que el régimen penitenciario es muy severo de aislamiento e incomunicación.
Mientras, ella lucha para que no se olvide su situación.
Amnistía Internacional sigue pidiendo su liberación, que cese el régimen de aislamiento y su puesta en libertad a la espera de juicio[2].
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 9,2) así como el Convenio Europeo de Derechos Humanos (art 5.2) establecen que toda persona debe ser informada a la mayor brevedad posible de los motivos de su detención, así como de todos sus derechos para poder impugnar la misma[3]. Amnistía Internacional también se refiere a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Y la organización insiste en que se incumplen las condiciones contenidas tanto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea como en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
El periodismo está amenazado si lo está la libertad de expresión, esta profesión se enfrenta a incontables desafíos. Europa es considerado un continente seguro para los periodistas, pero ya lo vemos: se producen intimidaciones y la guerra de Rusia contra Ucrania ha empeorado la situación.
La libertad de expresión implica poder comunicarnos y recibir información, “un derecho fundamental para vivir en una sociedad justa y abierta en la que se pueda acceder a la justicia y disfrutar de los derechos humanos”[4]. Así está consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos[5].
El derecho a difundir la información es el derecho fundamental del periodismo, sin miedo a la represión.
Amnistía Internacional nunca deja de la mano el caso de Julian Assange, acusado de divulgar documentos secretos que, entre otras cosas, informaban de posibles crímenes de guerra que cometió el ejército de EEUU. Y ¿cuál fue el “delito” de Assange? El trabajo habitual de los periodistas de investigación, trabajo que no puede ser condenado. La persecución de Julian Assange es un ataque a la libertad de expresión.
La reclusión de Pablo González atenta contra los derechos humanos.
Los profesionales de los medios de comunicación son los ojos y los oídos de la sociedad.
Los Gobiernos tienen el deber de garantizar que los periodistas puedan informar librementesobre cuestiones de derechos humanos sin temor a ser atacados o morir mientras realizan su labor legítima[6].
Por ello, Amnistía Internacional alza siempre la voz por quienes informan como legítimo derecho de la libertad de expresión.
“Una prensa libre, que informe sobre los asuntos que nos interesan y conforman nuestras vidas, es una de las piedras angulares de cualquier sociedad respetuosa con los derechos”[7].
El año 2023, como se comprueba en el informe que Amnistía Internacional acaba de lanzar[8], no ha sido un buen año para la libertad de prensa. La violencia y los asesinatos se han sucedido para los y las periodistas y para periodistas ciudadanos en sus denuncias sobre la vulneración de los derechos de ciudadanos y ciudadanas.
El Día Mundial de la Libertad de Prensa es una oportunidad para recordar a los Gobiernos que es necesario respetar la libertad de expresión y para concienciar sobre los problemas de la libertad de prensa y la ética profesional.
ENLACES
EQUIPO DE COMUNICACIÓN AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA
A.Emma Sopeña Balordi
Responsable de RRSS y Blog Amnistía Internacional Comunidad Valenciana y Amnistía Internacional Valencia
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Amnistía Internacional Valencia
c/Carniceros, 14, bajo, derecha
46001 Valencia
(34) 96 3913984
[1] https://www.lamarea.com/2024/02/28/ohiana-goiriena-yo-lo-que-quiero-para-pablo-es-un-juicio-cuanto-antes/
[2] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/amnistia-internacional-pide-que-cese-el-regimen-de-aislamiento-de-pablo-gonzalez-y-su-puesta-en-libertad-a-la-espera-de-juicio/
[3] https://nuevarevolucion.es/amnistia-internacional-pide-la-libertad-de-pablo-gonzalez/
[4] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/libertad-de-expresion/
[5] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/derechos-humanos/declaracion-universal-derechos-humanos/
[6] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/libertad-de-expresion/
[7] https://www.amnesty.org/es/what-we-do/freedom-of-expression/#pressfreedom
[8] https://www.amnesty.org/es/documents/pol10/5670/2023/es/
