30 noviembre: Día Internacional de Ciudades por la Vida y contra la Pena de Muerte
Un año más, el 30 de noviembre, activistas, socias y socios y simpatizantes de Amnistía Internacional hemos salido a las calles de Extremadura, en Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia y Villafranca de los Barros para celebrar una nueva edición de «Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte», en recuerdo de la primera […]
Un año más, el 30 de noviembre, activistas, socias y socios y simpatizantes de Amnistía Internacional hemos salido a las calles de Extremadura, en Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia y Villafranca de los Barros para celebrar una nueva edición de «Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte», en recuerdo de la primera abolición de la pena capital, allá por 1786.
No hay justicia si no hay vida y, a pesar de que la pena de muerte está en decadencia, la realidad es que no podemos bajar la guardia. Aún hoy en día, varios países desafían la tendencia mundial y recurren a este castigo cruel, inhumano y degradante. Países como China, Irán, Arabia Saudí, Egipto y Estados Unidos continúan liderando esta terrorífica lista.
En los últimos años ha habido importantes avances en el camino hacia la abolición de la pena capital. Actualmente un total de 144 países han abolido la pena de muerte en sus legislaciones o en la práctica, es decir, más de dos tercios de los países del mundo.
Decididamente, el mundo avanza contra la pena de muerte: miles de personas se movilizan en todo el mundo en defensa de las personas condenadas, firmando los llamamientos que se han hecho para parar sus ejecuciones y manifestando públicamente su rechazo a quitar la vida en nombre de la justicia.
La pena de muerte viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia. Por todo ello exigimos a los gobiernos de todo el mundo que den los pasos necesarios para la suspensión total de las ejecuciones y la abolición universal de la pena de muerte.
Por eso, decimos una vez más:
¡¡¡NO A LA PENA DE MUERTE!!!