AFGANISTÁN, LA REPRESIÓN QUE NO CESA

13 marzo, 2023 por Amnistia Internacional Comunidad Valenciana

Derechos humanos

A pesar de que la actualidad informativa se ha olvidado prácticamente de Afganistán – nuevos desastres vienen a desplazar a noticias que nos parecían escandalosas hace nada – Amnistía Internacional no abandona sus causas. Afganistán es una de ellas. En la Comunidad Valenciana aportamos nuestro esfuerzo por recordar la represión de las mujeres en Afganistán. […]

En la Comunidad Valenciana aportamos nuestro esfuerzo por recordar la represión de las mujeres en Afganistán. Un ejemplo: nuestra exposición itinerante “Ellas son la revolución”, las mujeres afganas que luchan por su futuro bajo el dominio talibán. La última muestra tuvo lugar en Patraix (Valencia)[1] que propició una charla sobre mutilación genital femenina con dos mujeres profesionales de la sanidad y el testimonio de dos mujeres refugiadas.

Si nos detenemos en buscar en los periódicos todavía encontraremos algunas noticias que dan escalofríos.

Hace pocos días, por ejemplo, El País daba cuenta de una conocida youtuber, Shamsia Karimi, que, inocentemente, pensaba que “los mayores obstáculos que tendría que enfrentar eran la reticencia de su familia o las críticas calladas de sus vecinos”[2]. Su trabajo era reconocido y aplaudido. Sí. Hasta que llegaron los talibanes, entonces tuvo que huir escondida bajo un burka. Y ahora se arrepiente de su pasado que le ha acarreado la soledad en un país extranjero. Antes de su huida dejó de publicar videos, amenazada. La represión no solo afecta a las mujeres. Varios youtubers varones han sido arrestados y encarcelados por criticar la ideología islámica en sus videos. Hay muchas más mujeres youtubers amenazadas y refugiadas en el extranjero.

¿Y qué decir de las periodistas que se oponen a la mordaza talibana? La mayoría han tenido que dejar el país. La reportera Meena Habib responde a unas preguntas horas después de hacerse virales las imágenes de maniquíes con el rostro cubierto[3]. Puede parecer de chiste si no fuera tan degradante. Las maniquíes femeninas de los escaparates aparecieron decapitadas o con el rostro cubierto, la última norma del Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio. Los comerciantes pueden utilizar velos, papel de aluminio, telas o bolsas de plástico. Meena Habib dice en la entrevista: “Me sorprende que os sorprenda. Nosotras ya sabíamos que sería así. Los talibanes nos hacen desaparecer poco a poco de todos los ámbitos de la sociedad: de la política, la educación, el periodismo… Y lo peor es que las mujeres ya no protestan porque tienen miedo a morir”[4].

Según Reporteros sin Fronteras[5] más del 76% de las periodistas se ha ido del país o ha abandonado el oficio desde agosto de 2021, cuando los talibanes retomaron el poder.

Hay más, mucho más. Las mujeres abogadas y fiscales huyen del país. Tenemos el caso de 21 mujeres fiscales afganas que han venido a refugiarse a España. Obaida Sharar fue entrevistada en El País el 8 de febrero. Recibía amenazas y se recluyó en su casa hasta que decidió huir. Ella tuvo suerte, pero los jueces, fiscales y abogados afganos, hombres y mujeres que hayan expresado la más mínima crítica son amenazados y siguen corriendo un altísimo riesgo. El exilio de estas personas da fe del derrumbe del sistema judicial de Afganistán. Y como ocurre con la youtuber es triste escuchar que se arrepienten de haber elegido esta profesión porque han puesto en peligro su vida y la de toda su familia[6].

Hasta las ONG han tenido que abandonar Afganistán por la prohibición el 24 de diciembre de 2022 de emplear mujeres afganas tanto las organizaciones nacionales como extranjeras[7], alegando graves denuncias de que algunas de ellas no respetan el rígido código de vestimenta islámico impuesto por los talibanes.

Otra vuelta más de tuerca. Podemos pensar que ya no quedaría nada por prohibir, pero no es así: el 20 de diciembre los talibanes prohibieron a las mujeres estudiar en la universidad así como a las niñas mayores de 12 años asistir a los institutos de secundaria.

La persecución a las mujeres en Afganistán está en todos los órdenes de la vida. Tienen absolutamente limitados sus movimientos. Y si no quieren exponer su vida deben doblegarse. Manifestantes detenidas, sometidas a desaparición forzada y torturadas, mujeres y niñas detenidas y recluidas por “corrupción moral”, enorme aumento de matrimonios precoces y forzados … El informe “Afganisthan: Death in slow motion, women and girls under Taliban rule”[8] revela que las mujeres que protestan pacíficamente contra estas normas opresivas son amenazadas, detenidas, recluidas, torturadas y sometidas a desaparición forzada[9].

Por todo ello, Amnistía Internacional pide a la comunidad internacional que imponga a los talibanes medidas para que rindan cuenta del trato vejatorio infligido a mujeres y niñas.

Si no se actúa se las estará abandonando a su suerte.

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