Comunidad Valenciana
Comunidad Valenciana

Tras el retiro de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, Afganistán vive la peor crisis de su historia. Millones de personas padecen hambre y miseria por décadas de guerras, sequías y temperaturas gélidas y por el colapso económico del país. La toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021 ha […]

Tras el retiro de las tropas de Estados Unidos y la OTAN, Afganistán vive la peor crisis de su historia. Millones de personas padecen hambre y miseria por décadas de guerras, sequías y temperaturas gélidas y por el colapso económico del país.

La toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021 ha dado lugar a un declive económico que ha aumentado la inseguridad alimentaria y ha generalizado la pobreza. Los talibanes se comprometieron a lo que no han querido cumplir, provocando un agravamiento de la situación de los derechos humanos especialmente de las mujeres y las niñas, una auténtica exclusión socioeconómica, un apartheid de género que ha vuelto dramática su situación. Las mujeres han quedado completamente excluidas del desmantelado ordenamiento jurídico al suspenderse la Constitución de 2004 y dejar de garantizarse la independencia del sistema judicial[1].

¿Acaso el apartheid en Sudáfrica no fue considerado por la Asamblea General de Naciones Unidas a partir de 1973 como crimen contra la humanidad? ¿Acaso el Tribunal Penal Internacional no declaró crimen contra la humanidad cualquier tipo de apartheid?

Hacía tiempo que las noticias se habían olvidado de ellas y, por desgracia, han vuelto a ser protagonistas en titulares.

Los talibanes han prohibido el sonido de la voz de las mujeres en los espacios públicos en Afganistán endureciendo más si cabe – siempre cabe más en ese país – la represión social ejercida sobre ellas.

Como citábamos en nuestra colaboración mensual en eldiario.es[2], en el primer canto de la Odisea ya se advierte que “la palabra queda al cuidado de los hombres”, ¿y dominar el discurso no es acaso dominar el mundo? Nos lo recuerda M.Martínez-Bascuñán[3].

La Ley para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio ha incluido la prohibición de que se escuche la voz de la mujer. Dicha ley, un documento de 35 artículos ratificado por el líder espiritual supremo, ha sido publicado el 21 de agosto. A pesar de que desde la retirada de las tropas occidentales en 2021 se instauró el apartheid de género, todavía no existía una base legal para el mismo, por lo cual ahora ya pueden castigar “con todas las de la ley” cualquier infracción a esa dictadura férrea contra las mujeres. Pueden detener, confiscar los bienes y ejecutar cualquier castigo que le parezca oportuno y ejemplificador al Ministerio de Justicia.

No era suficiente con no permitir estudiar a las niñas mayores de 12 años, ni integrarse en el mundo laboral, ni vestir ropa que no sea siguiendo el código de vestimenta establecido, ni salir de casa si no es acompañadas por un mahram (un hombre de parentesco cercano como el padre, el hermano o el marido), ni practicar deporte, ni utilizar medios de transporte si no es en la zona segregada, ni elegir con quién contraer matrimonio, ni asomarse a una ventana, ni cantar, ni ir a una peluquería, ni elevar protesta alguna…

No era suficiente. Había que enmudecerlas.

No nos cansaremos de gritarlo:

La educación es ya para las mujeres afganas un anhelo inalcanzable, la participación pública queda aniquilada, el espacio político y laboral evaporado, la libertad de movimientos severamente restringida.

En su informe de 13 de mayo de 2024[4], Richard Bennett, Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, “El fenómeno de un sistema institucionalizado de discriminación, segregación, desprecio de la dignidad humana y exclusión de las mujeres y las niñas”, ofrece un análisis interseccional del establecimiento y la puesta en práctica de un sistema institucionalizado que discrimina a las mujeres y las niñas, las segrega, atenta contra su dignidad humana y las excluye[5].

¿Es suficiente? Sin duda alguna, no.

Hace falta más, mucho más que descripciones del desprecio integral de los derechos humanos de las mujeres en ese país.

Como argumenta Soledad Gallego-Díaz[6], hace falta que la Corte Penal Internacional[7] (también denominado Tribunal Penal Internacional, tribunal de justicia internacional permanente creado en 1998 con la función de perseguir a personas que hayan cometido crímenes de guerra, genocidio o crímenes contra la humanidad definidos en el Estatuto de Roma) declare que las leyes contra las mujeres en Afganistán constituyen un crimen contra la humanidad. Por lo cual, los responsables deberían ser perseguidos y juzgados.

Porque ¿qué les queda a las mujeres en Afganistán?

Las tareas domésticas, el yugo familiar, la crianza de los hijos.

A las niñas mayores de 12 años se les prohíbe ir a la escuela y las mujeres tienen prohibido el acceso a la enseñanza superior. Esta prohibición se realizó a plazos, al principio, se impuso una estricta segregación por sexos y a finales de 2022, un decreto emitido por el Ministerio de Educación afgano expulsó por completo a las mujeres de los espacios de aprendizaje.

Ha quedado prohibido el empleo para las mujeres, lo que ha dañado gravemente las economías familiares. Solo un número limitado de doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en ciertos hospitales de Kabul, pero para atender a mujeres y niñas, y siempre y cuando no puedan ser reemplazadas por hombres, además de tener prohibido interactuar con sus colegas varones.

Las mujeres deben estar cubiertas desde la cabeza hasta los pies, amenazadas con castigos si infringen las reglas de vestimenta. Los salones de belleza han sido clausurados y la práctica del deporte les está vedada.

Las mujeres no pueden salir de sus casas si no es acompañadas por un mahram, un hombre de parentesco cercano, por lo cual ni siquiera pueden subir a un medio de transporte solas y si lo hacen es en la zona reservada a las mujeres. Ni siquiera pueden asomarse a los balcones y ventanas. No pueden ser fotografiadas ni se puede publicar sus imágenes en revistas o libros.

Y la situación de las mujeres no cambiará hasta que los talibanes se deshagan de su percepción de las mujeres «como fuentes de pecado y corrupción»[8].

AMNISTÍA INTERNACIONAL denuncia estos hechos, denuncia las violaciones de los derechos humanos de mujeres y niñas y trasladamos la petición de todas ellas:

Hablen de nosotras, no nos olviden”.

Nuestro compromiso no tiene caducidad, ni cae en el olvido, presionamos para que se consigan cambios en las políticas discriminatorias a través de la movilización.

Por eso hablamos, escribimos y pedimos el compromiso de las autoridades y de la sociedad civil, para que no las olvidemos.

Los medios de comunicación han recordado estos días la extrema gravedad de su situación, pero es flor de un día.

La “actualidad” manda.

Por desgracia, «El mundo abandona a las mujeres de mi país a su suerte» afirma Gulalai Hotak, jueza afgana. El mundo se está acostumbrando a oír cada día más barbaridades cometidas contra las mujeres con una pasividad asombrosa[9].

Se dan las noticias de las violaciones de los derechos humanos como se dan los resultados de una quiniela, ni siquiera con la misma intensidad que las temperaturas alcanzadas en verano, mucho menos que losresultados de los partidos de fútbol. No hay respuestas contundentes, solo una noticia más entre tantas otras.

“Estamos viendo la total pasividad de la comunidad internacional que ha dado la espalda a esta guerra que se está librando contra las mujeres y niñas en Afganistán. La mitad de la población, que solo tienen derecho a respirar y a parir y poco más. Y parir en sus casas, porque se ha eliminado la asistencia ginecológica»[10].

Es cierto que el Parlamento Europeo hizo varias declaraciones por la situación que viven las mujeres en Afganistán y ha pedido a la Comisión que emita visados especiales para las mujeres afganas que buscan protección y la apertura de corredores humanitarios.

También es cierto que la Eurocámara también pidió al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que estableciera un mecanismo complementario permanente de rendición de cuentas para investigar todas las presuntas violaciones y abusos de la legislación en materia de derechos humano, en particular la violencia contra las mujeres y las niñas[11].

Pero el Parlamento Europeo no tiene la potestad de legislar ni de tomar decisiones, sus resoluciones no son vinculantes.

Por ello, es urgente que la comunidad internacional se posicione de una vez por todas contra estas aberraciones.

Por otra parte, tampoco olvidamos la penuria que siguen sufriendo las mujeres en Irán.

Es cierto que en los dos aniversarios de la muerte de Mahsa Amini ha habido incluso algún pequeño reportaje en las noticias. Pero las noticias son eso, “noticias”, informaciones sobre hechos relevantes que se considera interesante divulgar por ser novedoso o atípico. Y la repetición de los castigos deja de ser noticiable

Se nos olvida que la premio Nobel de la Paz 2023, Narges Mohammadi, fue detenida en 2021 por su trabajo en favor de los derechos humanos y cumple una condena de 12 años, 11 meses y 154 latigazos.

Seguimos pidiendo su libertad por todos los medios, como las ciberacciones[12].

El cerco a las mujeres iraníes se cierra: se intensifican las patrullas callejeras de la policía de la moralidad contra las mujeres que se niegan a seguir los estrictos códigos de vestimenta impuestos.

Tras la muerte de Amini, el 16 de septiembre de 2022, se produjo el mayor nivel de agitación ciudadana en décadas. Dos años después del levantamiento “Mujeres, Vida, Libertad” los responsables de delitos siguen impunes, silenciando a los familiares que buscan la verdad y la justicia por los homicidios cometidos a base de detenciones, enjuiciamientos, amenazas…  A las mujeres que las sorprenden conduciendo se las persigue y se confiscan sus vehículos, y no se libran de encarcelamiento, flagelación y penas degradantes.

Se intensifican las acciones de las patrullas de seguridad a pie, en motocicleta, en automóvil y en furgones policiales en los espacios públicos para hacer cumplir la obligatoriedad del uso de velo.

Y siempre hay más.

Un Proyecto de Ley de apoyo a la cultura de la castidad y el hiyab, con el que pretende legalizar la intensificación del ataque de las autoridades a las mujeres y las niñas que no lo usen.

Los controles de la moralidad deciden si las mujeres cumplen el código indumentario que impone el Estado y si no se pasa la prueba: detención encarcelación, tortura. Se resume en un trato vejatorio como si de delincuentes se tratara: degradación y privación total de sus derechos y su autoestima.

¿Hasta cuándo?

ENLACES

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/10-restricciones-impuestas-a-las-mujeres-en-afganistan-bajo-el-regimen-taliban

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/iran-leyes-abusivas-imponen-el-uso-obligatorio-del-velo-y-someten-la-vida-de-las-mujeres-a-control-p

Imagen de Amber Clay en Pixabay

ÁREA DE COMUNICACIÓN AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA

A.Emma Sopeña Balordi

Vocal de Amnistía Valencia, y coordinadora de Comunicación

Email:  medios.comunidadvalenciana@es.amnesty.org

Twitter : @AmnistiaCV

Instagram : @amnistiacomunidavalenciana

Facebook : @amnistiainternacionalcomunidadvalenciana

Ivoox :

https://www.ivoox.com/escuchar-amnistiamedioscv_nq_865634_1.html

https://blogs.es.amnesty.org/comunidad-valenciana

Amnistía Internacional Valencia

c/Carniceros, 14, bajo, derecha

46001 Valencia

(34) 96 3913984


[1] https://www.consilium.europa.eu/es/policies/afghanistan-eu-response/

[2] https://www.eldiario.es/comunitat-valenciana/opinion/nuevo-hablamos-mujeres-afganistan-e-iran_129_11693228.html?fbclid=IwY2xjawFnoO5leHRuA2FlbQIxMQABHVZEY0nFm_-Oy0-DTv3MdTIUX7YzasZYF8SVbJQCG8D7n5PBlJtNV90B9w_aem_pV9xih7F37fBfzBlqwlZ7w

[3] https://elpais.com/opinion/2024-09-01/la-voz-de-las-mujeres-afganas.html

[4]Símbolo ONU

A/HRC/56/25

[5] https://www.ohchr.org/es/documents/country-reports/ahrc5625-phenomenon-institutionalized-system-discrimination-segregation

[6] El País, 1, sept, 2024. “¿A qué esperamos?”

[7] https://www.hrw.org/es/topic/international-justice/corte-penal-internacional

[8] Declaraciones a EFE de la directora de la Red de Participación Política de Mujeres Afganas, Taranom Seyedi.

https://www.publico.es/internacional/mujeres-afganistan-anos-apartheid-genero-talibanes.html

[9] https://www.publico.es/internacional/gulalai-hotak-jueza-afgana-mundo-abandona-mujeres-mi-pais-suerte.html#analytics-noticia:relacionada

[10] Declaraciones de la magistrada Gloria Poyatos, directora regional en Europa, Oriente Medio y Norte de África de la International Association of Women Judges (IAWJ), una organización de que lleva año y medio ayudando a sacar a juezas de Afganistán,

https://www.publico.es/internacional/gulalai-hotak-jueza-afgana-mundo-abandona-mujeres-mi-pais-suerte.html#analytics-noticia:relacionada

[11] https://www.publico.es/internacional/gulalai-hotak-jueza-afgana-mundo-abandona-mujeres-mi-pais-suerte.html#analytics-noticia:relacionada

[12] https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/iran-mujeres-igualdad-libertad-sep23/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *