Cantabria
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En esta convocatoria se presentaron 146 microrrelatos de 13 centros educativos

Listado de los relatos recibidos

Relatos finalistas. Como los demás cursos, han sido seis los relatos finalistas (dos de cada categoría)

  • El Candado cerrado de Alicia López García. 6º de primaria del C.P. Marques de Estella.
  • Libertad de Sol Flor Wainschenker de 6º de primaria del C.P. Cisneros.
  • ¡Oh Dios! de Gala Murciano Samperio de 1º de ESO del colegio de María Auxiliadora (Salesianos).
  • Lo que la verdad esconde de Gabriela Crespos Aguirre del I.E.S. Leonardo Torres Quevedo.
  • Niñez vendida de María del Pilar Pallarés Ramo del CEPA (Centro de Santoña
  • SaHwa (Despertar) de Nina Vinuesa del CEPA de Santoña

Los relatos y sus valoraciones didácticas:

Categoría A

Relato: El candado cerrado Autora: Alicia López García
Leticia Bustamante
Relato: Libertad Autora: Sol Flor Wainschenker

Leticia Bustamante

Categoría B – Enseñanza secundaria obligatoria

Relato: OH, DIOS…. Autora: Gala Murciano Samperio

Apreté los ojos con fuerza antes de oír un ruido tras la gran puerta marrón enfrente de mí. Miré por última vez el rostro sonriente de mi padre, seguro que estaba pensando en lo bien que podrían vivir a partir de ahora gracias al dinero que habían conseguido, Oh, Dios, ¿acaso es esto un malentendido?
Mi hermana mayor, Anastasia, me acomodó el velo una última vez antes de depositar un débil beso sobre mi mejilla y retirarse al lado de mi madre, la cual estaba observando por la ventana la calurosa tarde de otoño que en ese mismo momento estaba empezando a vislumbrarse desde el horizonte, Oh, Dios, ¿de verdad me quiso alguna vez?
De repente, el portón de madera se abrió, y dentro, pude vislumbrar a un montón de gente tan extraña y desconocida para mí como lo era mi prometido, el cual estaba de pie encima de un escalón, Oh, Dios, ¿tan mal me he portado?
Todos me miraron a medida que fui caminando por mitad del pasillo de la gran mansión, incluidas mi madre y mi hermana, las cuales agacharon rápidamente la cabeza cuando deposité mi mirada en ellas, Oh, Dios, ¿acaso ellas vivieron lo mismo?
Ambas sabían que ya no podría volver a ver la luz del sol, ni a disfrutar con mis amigos, ni volver a la escuela, lo sabían, y yo también, pero todo esto había sido su culpa, no la mía. Papá se había gastado el dinero que teníamos, y ahora yo estaba aquí, vislumbrando mi futuro con un hombre anciano y desconocido por salvarlos de la pobreza, Oh, Dios, ¿existes acaso?

Valoración de “Oh, Dios…”

La imagen, interpretada como matrimonio forzado, sirve de inspiración a este microrrelato, que discurre como un desolador monólogo interior de la niña protagonista en el mismo momento en que es entregada. La angustia de quien no encuentra explicación, ayuda ni consuelo ante su destino tiñe el relato, del que se van desgranando detalles paulatinamente.

El desconsuelo de la niña se expresa al final de cada párrafo con un apóstrofe a Dios, es decir, con una apelación directa a un ser superior para que le ayude a entender lo que le resulta inexplicable. Esas apelaciones funcionan además como interrogaciones retóricas, es decir, como preguntas que no esperan respuesta, de modo que son las propias preguntas que la protagonista se hace a sí misma. En ellas se aprecia incomprensión, culpabilidad e incredulidad ante lo que ha de hacer: tal vez sea un malentendido, la madre no la quiere, es un castigo, las demás mujeres han sufrido lo mismo… Y termina poniendo en duda la existencia de ese ser superior que lo permite: “Oh, Dios, ¿existes acaso? ”Esta forma es lo que más destaca, ya que párrafos que terminan siempre con la misma estructura, incluso con repeticiones en epífora, al final de los enunciados. El tono de estas peticiones de ayuda ahogadas, que expresan la indefensión y el desconsuelo de la protagonista, va in crescendo, de modo que la desesperación también envuelve al lector.

 Relato: Lo que de verdad se esconde Autora: Gabriela Crespo Aguirre

Érase una vez, en el lejano Myanmar, un rey tacaño y gruñón al que le fastidiaba sobremanera que la reina se divirtiera correteando por los jardines de palacio en lugar de pasar más tiempo con él, en quietud y sosiego.
Preocupado tras haber soñado que se perdía en un laberinto del que no lograba salir, acudió inquieto a su más fiel consejero pidiéndole ayuda para interpretar su visión. El sabio, con fama de adulador, avisó al rey de un inminente peligro de bancarrota en el reino a menos que obligara a la reina a permanecer en sus aposentos haciendo calceta.
Se le ocurrió al buen señor, con el pretexto de protegerla del ataque de un peligroso dragón, rodear su cuello con anillos de bronce añadiendo cada día uno más para aumentar así su esbeltez y hermosura.
La desdichada dama lloraba rogando al rey compasión ante tremenda presión, a lo que éste se negó ¡cero conmiseración! La prole llegó después a seguir la tradición. Pese a tanta desazón, el palacio se hizo zoo y al turista interesó.
Hasta que un día, las plegarias de la reina lograron traer la cordura a Myanmar, comprendiendo al fin el rey lo que de verdad importa:
«Prisionera embellecida, luchando por respirar
gargantas enmudecidas, no es una anilla sin más.
Que vuestro miedo a la ira, no ahogue esta realidad,
que no se apaguen la risas, torpes cuellos ¡despertad!
Si me quieres no me oprimas, haz que sea de verdad.
Vuelvan pronto esas sonrisas, griten fuerte ¡LIBERTAD!». 

Valoración de: Lo que de verdad se esconde

Este microrrelato es un magnífico ejemplo de imaginación y elaboración artística del mensaje. Todo en él resulta sorprendente por su originalidad y elaboración. Se emulan los cuentos tradicionales, los denominados “cuentos de hadas o maravillosos”, con elementos que todos reconocemos: el palacio, el rey temeroso pero autoritario, los sueños premonitorios, el sabio consejero, la reina como ejemplo de mujer sometida y bella, el dragón… También hay múltiples aspectos lingüísticos que evocan este tipo de relatos, como la fórmula de inicio (“Érase una vez…”), el vocabulario empleado e incluso algunas rimas internas en el párrafo cuarto.

Además, aparece el tópico literario de la jaula de oro, es decir, la privación de libertad encubierta por riquezas y lujos, un motivo temático de gran tradición en la literatura. Este motivo se conecta con la imagen de las mujeres Padaung, sobre las que el autor o autora se ha informado, ya que aparecen referencias a cómo estas mujeres son utilizadas como reclamo turístico en la actualidad.

Destaca la última parte, que es un alegato en defensa de la libertad de estas mujeres, sometidas a una tradición cruel e interesada que atenta contra su salud. Se expresa en versos compuestos de dieciséis sílabas (como los cantares de gesta); cada verso está formado por dos hemistiquios, de ocho sílabas métricas cada uno (de ocho y siete más una), separados por una pausa o cesura. Los elementos rítmicos se completan con la rima, que es asonante en su conjunto.

El verso final, en forma de arenga, es una apelación directa a las mujeres que se cierra con la palabra libertad en mayúsculas y entre exclamaciones, lo que funciona como broche perfecto.

Categoría C

Relato: Niñez vendida Autora: María del Pilar Pallarés Ramo

La puerta del colegio se abrió de golpe, de par en par. Una riada de niños salió por ella, como en un estallido, todos gritando a pleno pulmón.
La vio al instante. Con la coleta medio deshecha, el flequillo revuelto y una enorme sonrisa en la cara al descubrirla a ella al pie de la escalera. Allí está ella, con los brazos abiertos, firme, esperando el encuentro de su cuerpo menudo que venía con la fuerza de un tren desbocado. El impacto casi la hizo caer. La abrazó con fuerza y un anhelo de fundirse con ella la invadió. Entonces apareció como un flash, como un relámpago cegador, aun con los ojos cerrados, el documento que había tenido en sus manos esa mañana en el despacho. Las palabras resaltaban duras como marcadas a fuego: edad del novio, 60 años; edad de la novia, 11 años. Cada vez que tenía que traducir este tipo de documentos, una rabia feroz la invadía por dentro.
Ahora solo quería envolver a su hija en el abrigo, llevarla hasta el coche aparcado a la entrada del colegio y pasar una tarde de juegos con ella en casa.

Valoración de “Niñez vendida”

Este texto es un ejemplo de cómo tratar un tema desde un planteamiento diferente, de modo que el foco no parece ponerse en el asunto propuesto que, sin embargo, golpea al lector por sorpresa.

La estructura aparentemente sencilla está perfectamente trazada para producir esta impresión en el lector. Las partes clásicas de un relato, que son planteamiento, nudo y desenlace, se articulan mediante dos “puntos de giro”, que es como los anglosajones denominan a los desencadenantes que hacen que la acción avance con otro rumbo.

Esta acción se plantea en el mundo occidental, un día cualquiera. El narrador introduce una escena en que una madre recoge a su hija en el colegio, una actividad cotidiana que parece no tener más trascendencia. El impacto físico del abrazo con la niña desencadena ese “relámpago cegador”, con el que se introduce el primer punto de giro en la acción: las líneas vitales de las dos niñas, similares en edad y con destinos tan diferente en sus vidas, pueden parecer paralelas y, por tanto, destinadas a no encontrarse jamás. Pero con esta técnica, se consigue que sean convergentes en el personaje de la traductora. Este giro se vale, además de una breve retrospección hacia el pasado inmediato de la protagonista: su ocupación laboral de esa misma mañana. Finalmente, mediante otro punto de giro, todo vuelve a la cotidianeidad occidental. Pero los hechos sí han cambiado a la protagonista, porque la han hecho más consciente de su vida privilegiada.

Eso mismo es lo que se pretende hacia el lector y, sin embargo, no ha hecho falta hacerlo explícito. Un gran acierto.

Nombre: SaHwa Despertar Autora: Nina Vinuesa

Nur ayuda a su abuela a hacer malawah para morder horas al tiempo mientras esperan la llegada de Asmaa. Han pasado seis años desde que presenció junto a su hermanito cómo un vecino violaba a su madre. El hombre entró en la casa a la caída de la tarde cuando el sol coloreaba el cielo en la ventana, le arrancó la ropa, la empujó sobre el colchón y se abalanzó sobre ella. Su padre no estaba y los niños fueron testigos de la escena que desde entonces no ha dejado de aparecer en sus pesadillas. Gritos, amenazas y el rostro magullado de su madre se han anclado para siempre en su memoria.
Luego todo fue un sinsentido. Su marido la denunció por adúltera y se divorció. Nur no ha olvidado la despedida, cuando tras un abrazo concentrado de besos, un policía esposó a Asmaa y se la llevó.
Hoy tenía que ser un día feliz, pero la felicidad se ha vuelto decepción. Les han dicho que Asmaa no saldrá de prisión. No hay un hombre en la familia que la tutele, todos la denostaron y le dieron la espalda. De nada han servido las protestas de la abuela. En Yemen una mujer no puede salir de prisión si no es tutelada por un hombre, aunque haya cumplido su condena. Vuelven a casa en silencio. Son silencios que hablan idiomas distintos. El de la abuela habla de resignación, el de Nur no, pero ella aún no lo sabe.

Valoración de “SaHwa (despertar)”

Este es un microrrelato en el que se han interpretado las fotografías de un modo diferente y original. Podríamos pensar que el autor o autora se ha inspirado en la segunda fotografía, por la alusión al malawah, pan típico de Yemen. Pero más adelante vemos que la acción nos lleva a la última imagen (“un policía esposó a Asmaa y se la llevó”). En cualquier caso, el resultado es un relato muy bien desarrollado en el que es de gran relevancia el lugar en el que se sitúa la acción (Yemen), que es introducido indirectamente por medio del malawah.

En estos encuentros de Amnistía solemos evitar la violencia explícita, porque suele ser prescindible desde el punto de vista literario. Sin embargo, el relato del brutal episodio con que comienza este relato está plenamente justificado, ya que a partir de la violación de Asmaa, se irán encadenando las injusticias hacia ella y su familia. Es decir, esa brutalidad del hecho desencadenante pone en evidencia -aún más, si cabe- el sinsentido de un sistema judicial y social que vulnera los derechos de las mujeres.

En el final del relato, los silencios son elocuentes. Nur y su abuela vuelven a casa sin su madre, en silencio. Y nos dice el narrador: “Son silencios que hablan idiomas distintos”. El de la abuela habla de resignación, el de Nur no, pero ella no lo sabe”. Y ese silencio de Nur enlaza con el título: “SaHwa (despertar)”. Despertar de la toma de conciencia de sus derechos, despertar de la reivindicación de una verdadera justicia, pero un despertar todavía en silencio. 

Autoras finalistas 2023