Cantabria
Cantabria

Concurso de Microrrelatos 2018-19.

Este curso han participado 12 centros que han mandado 162 relatos.

Microrrelatos seleccionados:

Categoria A


«Vivo en una casa»

Vivo en una casa, una casa muy grande, con techo, paredes y una cama en la que descansar.

Vivía en una casa, una casa muy grande con salón, televisión y una familia unida con la que conversar.

Así era mi casa.

Vivo en… ¿una casa? Sí, otra casa, ahora enorme.

No tiene ventanas, ni techo, ni una estufa con la que calentarme. Así es mi nueva casa.

Recuerdo aquella casa, aquella casa en la que nací, crecí y sobre todo viví con una familia.

Pero ahora esta es mi casa. Mi casa, la calle.

Laro Martiarena González

 

Autor: Laro Martiarena González

CEIP Marqués de Estella

 

 

Ver valoración crítica al final de la hoja

 


«Gracias»

Recuerdo cuando estaba trabajando empaquetando cajas y vi entrar a unas personas con unas máquinas muy grandes. Al día siguiente llegué a mi trabajo como cualquier otro día, me dirigí hacia mi puesto y mi jefe me cogió por detrás y me dijo: “Ya no te necesitamos aquí, estas máquinas hacen tu trabajo sin tener que pagarles ni un céntimo.” Me quedé paralizado porque tenía una mujer y un hijo al que mantener. Se lo conté a Ana, mi mujer, y decidimos no contárselo a nuestro hijo Tony.

 A la semana  siguiente mi mujer se llevó a Tony con ella a vivir a casa de mis suegros. Decidí ir un tiempo a comer a comedores sociales.

Al mes de quedarme sin trabajo me intentaron echar de mi casa por no pagar la hipoteca. Hice lo posible porque no me echaran, pero lo lograron. Ahora vivo sin un techo, sin mi familia y sin trabajo. “Gracias” banco por dejarme sin casa, “gracias” banco por dejarme sin familia…

Al día quinientas personas son desahuciadas en España. Busquemos juntos una solución.

Lucía González Martínez

Autora: Lucía González Martínez

CEIP Marqués de Estella

 

 

 

Ver valoración crítica al final de la hoja


Categoría B


«Con la casa a cuestas»

No sabemos qué pasa: si es una pesadilla, si es una mudanza o si por primera vez tenemos muebles nuevos. Esto es lo que pensamos mi hermano y yo. Pero así nos vemos, una vez más.

 

Autora:  Lucía Gutiérrez Gutiérrez  – IES Leonardo Torres Quevedo

Ver valoración crítica al final de la hoja


«Al acecho»

 Ayer fue un día caluroso; la gente estaba estresada y habían decidido ir hacia un descampado a coger muebles y electrodomésticos para su nuevo poblado. Sabían que no durarían mucho pues el monstruo les devoraría. Hacía mucho que una empresa les perseguía. Llevaban huyendo cuatro meses pero habían decidido que sus hijos no podían seguir moviéndose sin tiempo para una educación. Así pues decidieron quedarse en aquel lugar, pero el monstruo se acercaba más y más. Sentían al lobo al acecho, en la casa de paja, con temor de no poder convertirla en ladrillo.

 

Inés Bezanilla Guerra

Autora: Inés Bezanilla Guerra   

IES Jesús de Monasterio

 

 

Ver valoración crítica al final de la hoja


Categoría C

Jone Pajalday Altuna

Autora: Jone Pajalday Altuna

IES Leonardo Torres Quevedo

 

 

Ver valoración crítica al final de la hoja

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autora:  María del Carmen Apesteguía Barrueta

CEPA Castro Urdiales                                                                  Ver valoración crítica al final de la hoja


VALORACIONES CRÍTICAS DE LAS OBRAS

LETICIA BUSTAMANTE

 

“Vivo en una casa”

Relato muy poético, con una forma muy depurada. La historia está tan solo sugerida, es el lector quien debe construirla entre las dos situaciones en las que se ve el narrador protagonista.

El texto se basa formalmente en recurrencias y paralelismos formales. A su vez, esta repetición adquiere valor por sus variaciones: pasado/presente; casa real con comodidades / casa que es la calle, sin comodidades.

La estructura presenta un claro punto de inflexión en “Vivo en… ¿una casa?  Sí, otra casa, ahora enorme”. En este corte destaca la fuerza aportada por la entonación con puntos suspensivos, pregunta y respuesta.

El estilo resulta sobrio, muy conciso, despojado de adornos innecesarios. Refleja a la perfección la desposesión y pobreza que se relata en la historia.

En definitiva, es un microrrelato muy conseguido y sorprendente, más si se tiene en cuenta que su autor o autora pertenece a la categoría A.

 “Gracias”

En este relato la estructura que sustenta los hechos está perfectamente construida y resulta muy coherente: planteamiento, conflicto con una serie de episodios encadenados, desenlace y epílogo. Se consigue así una historia muy clara, con una acción muy condensada en la que pasan muchas cosas. El resultado es un relato con mucho movimiento narrativo.

El autor demuestra también el dominio de otras técnicas narrativas, como el narrador en primera persona, el estilo directo para introducir las palabras de uno de los personajes y la línea cronológica expresada en marcadores temporales perfectamente distribuidos (“Al día siguiente”, “A la semana siguiente”, “Al mes…”, “Ahora”).

Tras el desenlace, es un acierto haber conectado la irónica reflexión del narrador protagonista -ese “gracias” reiterado y dirigido al banco- con el título del relato.

El relato se cierra con un epílogo muy sintético en que se consigue aunar la información con la apelación al lector. En estos epílogos se corre el riego de hacer “moralejas” y “moralinas”, sin embargo, no es este el caso. Por su brevedad y sencillez, resulta muy acertado y eficaz.

 “Con la casa a cuestas”

Relato de menos de tres líneas que, sin embargo, consigue obligarnos a leerlo más de una vez. En este caso, la incertidumbre narrativa es casi total: el lector ha de imaginar y construir un relato del que se dan muy pocos indicios, pero muy acertados.

Su mayor logro es la ventaja que se le da al lector: el narrador protagonista, que relata en primera persona del plural (“mi hermano y yo…”), adopta una actitud de desconcierto, porque ni él ni su hermano saben qué ocurre en realidad. Sin embargo, el lector sí lo intuye. Y supone también que no es algo bueno porque, además, los personajes ya lo han sufrido más veces.

No podemos olvidar que este certamen se basa en la inspiración a partir de unas fotografías, relativas a ciertos artículos de la Declaración de los Derechos Humanos. En este sentido, “Con la casa a cuestas” funciona muy bien en conjunto con la fotografía en que se inspira, ya que esta resulta también enigmática.

 “Al acecho”

Este relato resulta original y diferente al resto por su carácter simbólico. Resulta ser una parábola de un sistema económico que conculca derechos humanos fundamentales, que impide a las personas construir su propia vida, sin amenazas procedentes de intereses económicos.

La especulación, los intereses comerciales, ciertos productos financieros, el mercado inmobiliario, el riesgo de desahucio… todo ello -y más- se concentra en la figura simbólica del “monstruo” perseguidor, de una oscura “empresa”, del “lobo”. Así, en el relato, las familias que quieren una vivienda digna, que intentan asentarse y llevar una vida normal, viven angustiadas (perseguidas) por quienes no les permiten hacerlo. El presente es inseguro (“casa de paja”) y el futuro, incierto (“con temor de no poder convertirla en ladrillo”). Como se puede apreciar, las imágenes resultan acertadísimas, evocadoras y sugerentes.

Es admirable el poder de sugerencia que la fotografía ha tenido sobre el autor o la autora. Y, a su vez, es admirable el poder de sugerencia que consigue su relato sobre el lector. Escritor y lector conectan perfectamente porque comparten motivos pertenecientes a nuestro acervo cultural: el lobo, la casa de paja, la casa de ladrillo, el monstruo devorador… Esa complicidad basada en el bagaje cultural es un elemento muy importante del microrrelato como género. Y aquí se ha sabido aprovechar muy bien.

 “Párpados callejeros”

Este relato se construye en torno al motivo de los ojos, como anuncia su título: “Párpados callejeros”. La recurrencia se puede apreciar en el desarrollo: “con los ojos cerrados”, “con los ojos cerrados”, “me mirase”, “con los ojos cerrados”, “me preguntaba si tendría ojos”, “nunca me miraba”, “nada que ver”, “como si yo tampoco tuviera ojos”, “ojos abiertos, grises”.

Tal como está tratado, el motivo resulta muy evocador y de gran profundidad: no son solo los ojos, es la mirada recíproca de los que no tienen y de los que tienen, es la invisibilidad de la pobreza para el resto de la sociedad, es la necesidad de cambiar nuestra forma de percibirla. Además, constituye un motivo vertebrador, estructura la narración.

En torno a este motivo, se consigue relatar una historia perfectamente organizada. En este caso, el autor desarrolla el marco inicial del relato con una descripción necesaria y después acelera el ritmo de la narración con un episodio muy significativo, relatado escuetamente, que evidencia la falta de sensibilidad de la sociedad. Por último, se precipita el final, lacónico, terrible.

Todo en este relato está pensado y medido, incluso la extensión de los párrafos y su tipografía. Por cierto, para su publicación, debería respetarse la alineación al centro que ha escogido su autor, porque incluso evoca visualmente el ojo, elemento central del relato.

 “Otra vida”

Este texto no es exactamente un microrrelato, ya que este subgénero literario se podría definir como texto en prosa muy breve y de ficción, que contiene narratividad e intensidad, conseguidas gracias a la omisión deliberada y a la elipsis, a la sugerencia de su lenguaje y a los indicios precisos que facilitan al lector la re-construcción de una historia.

“Otra vida” está escrito en versículo, es decir, verso libre de unidades versales muy extensas e irregulares. La verdad es que denota gran maestría, porque el versículo se adapta muy bien a su original planteamiento: en estilo indirecto, el personaje relata al narrador o narradora. Cada vez que inicia un episodio de su relato, lo refuerza con la anáfora “Que…”, reiteración al principio de los versos que marca el ritmo y estructura el contenido.

El lector va construyendo la historia con las declaraciones del personaje. Y resulta muy coherente: cómo ha llegado hasta ahí, como se siente, como se comportan los demás, cómo es su día a día, sus recuerdos y sus anhelos…

Son muchos los detalles de calidad en este relato, desde el punto de vista lingüístico y literario. Sin embargo, lo más importante es la autenticidad y sensibilidad que destila.

Enhorabuena.


Finalistas 2018-19