EL IMPETU DE UNA SOCIEDAD ANTIMACHISTA
Artñiculo publicado por Tania Carolina Paiva, coordinadora del equipo de Medios de Comunicación de Amnistía Internacional, el 20 de diciembre de 2019 en La Voz del Sur.
Afortunadamente han llegado estos días después de muchos años, días donde el problema de la violencia machista es un tema más en las agendas públicas y de esta manera ya no hablamos como antaño, de un tema tabú.
Aunque hay que lamentar que en Andalucía tenemos el top de los puestos en casos de violencia, que además se puede verificar accediendo a la ficha de género de la secretaria de igualdad, allí tienes tablas de datos en donde se especifican que las víctimas mortales por violencia de género en España, en su mayoría se desarrollan aquí en el sur, según esta evolución actualizada hasta el 25 de octubre, en Andalucía se produjeron el 23,6% de las violentas agresiones.
Por supuesto también vimos cómo el 25 de noviembre toda Andalucía salió a gritar #NoesNO #NiUnaMenos y #NoConsiento el color violeta inundó las calles de las ciudades, y después de todo lo que pudimos observar en redes y ser testigos a través de ella, fue, que la cantidad de personas que luchan por dar visibilidad y concienciar sobre el problema aumenta cada día, que la cantidad de jóvenes que hay representando una causa tan unánime y gritando alto y claro su desacuerdo y pidiendo más recursos preventivos, cada día se fortalece más, y eso queridos-as amigos-as es una situación muy esperanzadora.
Pero aunque a menudo tengamos sensaciones negativas respecto a muchas áreas de éste problema, vamos notando que cada vez más vemos a diferentes organismos y partidos políticos presentando iniciativas para un problema que podría afectar al 13,7% de las mujeres en España, por dar un ejemplo en esta misma línea, en diferentes institutos andaluces ya se desarrollan programas de coeducación con menores de edad con la finalidad de prevenir la violencia de género, desde edades tempranas, y creemos que esta es la mejor herramienta para la prevención de la discriminación y desigualdad por razón de género, así como para la violencia machista.
Así tenemos el despertar reivindicativo desde Latinoamérica que nos llegó, con la protesta viral desde Chile contra la violencia que sufren las mujeres, con un ritmo pegadizo y con su estribillo “y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía” alegando las infames preguntas que utilizan a veces los abogados y/o jueces desde el lado demandado hacia las víctimas.
Todos y todas somos conscientes que la violencia de género no sólo tiene un formato, sino que comprende distintas dimensiones: la violencia física, la sexual, la psicológica y en algunos casos hasta el control de la economía doméstica.
Pronto el mundo entero se hizo parte de ésos canticos y lo hicieron suyo, en Cádiz por ejemplo las estudiantes de psicología de la UCA salieron a cantarlo reivindicando la letra, y dando así visibilidad a un problema que ocurre en todo el mundo. Y así su éxito nos ha dejado como moraleja que las mujeres alrededores del mundo sentimos lo mismo con respecto a nuestro cuerpo, y a la manera de hacer de nuestros estados.
Por todo en Amnistía Internacional no podemos dejar de enfocarnos en el problema y seguir recordando a las autoridades que legislar por sí sólo no basta, ninguna ley o normativa será suficiente si no va acompañada de un verdadero compromiso de las autoridades para ponerla en práctica.
Únete a nosotros, firma este manifiesto en donde exigiremos al gobierno que debe comprometerse a:
– Hacer una evaluación de todas las medidas establecidas en la Ley Integral de Violencia contra las Mujeres, especialmente en relación al funcionamiento de los juzgados especializados de violencia de género.
– Asegurar que en dicha evaluación hay una participación activa de las víctimas supervivientes y sus familiares para conocer los obstáculos a los que se enfrentan y adoptar medidas adecuadas para atender sus necesidades.
– Garantizar que las mujeres víctimas de violencia de género y de violencia sexual, ya sea cometida por pareja o expareja o por terceros, tienen todos sus derechos garantizados y recursos disponibles para su protección.
– Garantizar el derecho a una verdadera reparación de las víctimas, que incluya la no repetición de los abusos.
El mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo, esta frase es el rotundo final a una problemática que debe desaparecer.
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