Esta comunidad formada por unos 60 indígenas, entre ellos niños y niñas. Ocupan una plantación de caña de azucar, sus tierras ancestrales, en el estado brasileño de Mato grosso do sul. Viven al lado de una carretera, frente a la plantación desde 1999. Afirman que esas tierras les pertenecían, pero que fueron expulsados de ellas en varios conflictos durante la segunda mitad del siglo XX.
La comunidad ha reportado que guardias de seguridad privados armados que trabajan en la plantación azucarera han amenazado con matarlos, quemar partes del asentamiento y evitar que utilicen el agua de un arroyo que atraviesa la plantación de caña de azúcar. Los empleados de la empresa de seguridad han sido acusados anteriormente de delitos, incluidos dos casos de asesinato en investigación. El fiscal federal ha alegado que la empresa realiza “actividades ilícitas incontestables” y fue cerrada por la policía en abril de 2014. Sin embargo, las amenazas continúan.
La Fundación Nacional Indígena Nacional del Índio (FUNAI) firmó en 2007 un Acuerdo de Ajuste de Conducta con el Ministerio de Justicia, los Fiscales Federales y 23 líderes indígenas, en el que se comprometió a demarcar las tierras de la comunidad Apyka para el año 2010. Sin embargo, hasta la fecha el acuerdo nunca se ha aplicado.
Amnistía Internacional ha estado trabajando con los guaraníes kaiowá durante varios años y tenemos la intención de seguir trabajando con ellos a largo plazo. La comunidad Apika es un poderoso símbolo de varios problemas que afectan a los pueblos indígenas guaraní-kaiowá y otros pueblos indígenas en Brasil.
Las acciones que proponemos para la resolución del problema son:
- Instar al gobierno brasileño a que defienda y respete plena y efectivamente los derechos de la comunidad apika sobre sus tierras tradicionales, y a que invierta las antiguas formas de abuso y discriminación a los que se enfrentan.
- Pedir al gobierno brasileño que investigue a fondo, pronta e imparcialmente las amenazas contra los Apika y comunidades
- Solicitar el cumplimiento pleno y efectivo de las autoridades brasileñas con la Constitución Brasileña de 1988 y sus obligaciones y compromisos internacionales, incluyendo el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Al mismo tiempo
- Apoyar con nuestras cartas y mensajes a las personas implicadas y afectadas por este conflictos, para que no se sientan solos en la defensa de sus derechos.
Si quieres ayudar en este caso, colabora mandando cartas como estas «Cartas»