Comunidad Valenciana
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El 16 de noviembre tuvo lugar la MESA REDONDA POR EL DERECHO A LA PROTESTA EN EL ARTE en el Sporting Club Ruzafa de Valencia con la intervención de Lourdes Santamaría (profesora de la Facultad de BBAA de Altea UMH), Mau Monleón (profesora de escultura en la Universidad Politécnica de Valencia y artista visual e […]

El 16 de noviembre tuvo lugar la MESA REDONDA POR EL DERECHO A LA PROTESTA EN EL ARTE en el Sporting Club Ruzafa de Valencia con la intervención de Lourdes Santamaría (profesora de la Facultad de BBAA de Altea UMH), Mau Monleón (profesora de escultura en la Universidad Politécnica de Valencia y artista visual e interdisciplinar) e Isabel Oliver (artista plástica de renombre internacional y catedrática de conocimiento de la pintura de la Universidad Politécnica de Valencia).

El derecho a la libertad de expresión protege el de la protesta pacífica y en un lugar destacado de la protesta se encuentra el arte y, en el caso que nos ocupa, en las artes plásticas dentro de la campaña global “Protejamos la protesta”[1]. Forma inestimable de decir la verdad al poder, fuerza motriz de los mayores movimientos sociales que han sacado a la luz injusticias y abusos y han exigido rendición de cuentas e inspirado a las personas para que luchen por un futuro mejor. La campaña trabaja para denunciar las violaciones del derecho a protestar y para apoyar a movimientos de todo el mundo que se esfuerzan por lograr cambios positivos.

Cuando se trata de artistas mujeres con principios feministas lo imprimen en su trabajo y ese trabajo cambia el mundo por encima de consideraciones de tipo económico o de promoción personal.

Lourdes Santamaría Blasco ha estudiado la obra de Mau Monleón e Isabel Oliver para comprender cómo se puede unir el derecho a la protesta, el feminismo y el arte.

En estos tiempos convulsos asistimos a censura de obras desde una nueva manera inquisitorial atacando a mujeres feministas y colectivos LGTBI.

Agnès Callamard, secretaria de Amnistía Internacional, recuerda que es hora de que las personas que detentan el poder alcen la voz por el derecho inalienable a protestar y exigir cambios públicamente, ya que la protesta es una forma inestimable de decir la verdad al poder. A lo largo de la historia, la protesta ha sido la fuerza motriz de los movimientos sociales más poderosos sacando a la luz injusticias y abusos.

Y por supuesto, la irrupción del Movimiento Feminista de los años 60 y 70 en el mundo del arte, movimiento que ha ido unido a otras luchas históricas con los colectivos minoritarios. Woman House[2], en los años 60 y 70, fue el primer lugar donde las mujeres ejercieron su poder a través del arte desde la perspectiva feminista.

Desde esta perspectiva feminista, Mau Monleón promueve proyectos participativos sobre la maternidad y las migraciones, conectando la vida en la casa con la globalización y la economía capitalista.

Y aquí entra la censura, como dice Isabel Oliver, “el silencio es la censura”,

la invisibilidad de las mujeres en el mundo del arte con raíces en la discriminación de género y la falta de reconocimiento de las contribuciones femeninas al ámbito artístico. Las limitaciones legales crearon un entorno propicio para la censura y la marginación de las voces artísticas femeninas.

La campaña de Portal de Igualdad[3] reclama la igualdad de hombres y mujeres en los museos y en la educación. El proyecto se produjo en 2020 en concordancia con otras acciones realizadas a favor de la inclusión de las mujeres en los museos, proponiendo ejecutar una campaña activista para reivindicar el cumplimiento de la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en España. Para ello, Mau Monleón diseñó varios actos en el espacio físico y las redes sociales. Se ha constituido la Asociación Nacional Colectiva Portal de Igualdad en 2022. La Colectiva es un grupo transdisciplinar y transnacional de mujeres y hombres dentro del mundo de la filosofía, el arte y la cultura en general que trabaja en el ámbito de las artes visuales. Constituido en diciembre de 2020 en el contexto de la pandemia por COVID-19, aboga por una gestión museística que incorpore modelos efectivos de actuación con enfoque de género, a fin de superar la brecha de género, especialmente el techo de cristal entre las mujeres artistas.

El Manifiesto[4] reclama velar por la recuperación de la memoria y dignidad de las mujeres, para impedir que siga desapareciendo su legado, de manera que así se les reconozca el valor y el lugar que merecen en pro de una cultura más justa, completa y democrática. De la misma manera, el Manifiesto propone que los museos y centros de arte se adhieran al propósito de crear un Portal de Igualdad en sus páginas web a fin de obtener una mayor visibilidad de las aportaciones de las mujeres artistas, en especial de las propias de cada territorio. Igualmente se establece el compromiso de trabajar con los observatorios culturales públicos ya existentes, para la incorporación de análisis e informes que ayuden a la incorporación de políticas de igualdad en los planes estratégicos, y acciones desde los Museos y Centros de Arte, siempre contando con la representación social y las buenas prácticas.

Para Isabel Oliver hay formas veladas de negar la libertad de expresión a las mujeres, el silencio o la marginación, como infravalorar el precio de su producción artística.

En la serie artística “De profesión sus labores” (1974/2019) Isabel Oliver muestra, por medio de diferentes obras, la falta de libertad de las mujeres para decidir su destino, poniendo de manifiesto el tipo de educación recibida con detalles visuales muy significativos de la época: bordados, limpieza, maternidad, programas de radio, etc. En la obra “Yo lo que quiero es pintar” Oliver expresa su grito de rebeldía contra una sociedad que le imponía sus ideales de mujer impidiéndole lograr su máxima aspiración: ser pintora. En la obra se representa a sí misma en la misma posición de Velázquez en “Las Meninas” dejando escapar los bordados en sus bastidores que simbolizan los ideales femeninos imperantes dejándolos volar.

En otra obra sustituye a las hilanderas de Velázquez por pintoras.

En la serie “La mujer” (1970/1973) denuncia los abusos contra la mujer en un intento de convertirla en objeto de belleza según los cánones de cada momento. En la obra “Las Tres Gracias” de Rubens las tres Gracias se hallan en un gimnasio representadas bastante entradas en carnes para complacer el gusto del momento. En la obra “Cirugía” muestra un quirófano simbolizando el esfuerzo para adaptarse a los gustos. En “Cosmética” se muestra un sinfín de productos de belleza porque la apariencia es lo fundamental, sin decir que la cultura es lo fundamental para cambiar la situación de la mujer.

Los cuadros de la serie “La mujer” estuvieron en su estudio 45 años hasta que la Tate Modern de Londres se llevó 5 de ellos en 2015 para mostrarlos en una exposición, y a partir de ese momento empieza la aceptación de su trabajo.

En la serie “Jugar con el juego” denuncia las reglas del juego con las que hemos vivido, cambiantes según la conveniencia de la autoridad imperante. La obra “No quiero ser Marylin” es la protesta contra la imposición de un modelo de mujer por la que los hombres se sentían atraídos como resultado de la alteración de una mujer convertida en objeto sexual. Los naipes rotos por el suelo simbolizan la ruptura de esas reglas. En “Reverso” una imagen de una gran ciudad de la que caen naipes que solo muestran el reverso, símbolo de la ocultación del contenido, de la falta de información que nos deja indefensos y de la censura informativa.

En 1995 inicia la serie “Mercantilización”, el peligro que se corre si se quiere  vivir de la pintura, porque la economía condiciona el discurso creativo.

En 1973/74 inicia la serie “Paisajes Pop” como pretexto para desmitificar la contemplación sublime de la naturaleza.

En la serie “Paseos por el museo” revisa el modo en que ha sido tratada la mujer a lo largo de la historia, remontándose a los mitos pintados por los grandes maestros y enmascarando misoginia y violencia sexual, por lo que se asumieron la violencia y misoginia como aceptables e incuestionables.

En la serie “Recintos privados” (2022) se representa el espacio de los hombres, lugares donde se sienten dueños y señores de todo.

Oliver ha explicado someramente otras series, como “Espacio público” (2021) y “Con memoria” (2020/2022) y “Sin memoria” (2022).

Oliver se pregunta al final de su intervención, ¿cómo es posible que hayamos perdido la memoria? ¿Cómo es posible que se incrementen los conflictos bélicos? ¿Cómo es posible que los seres humanos seamos capaces de generar tanto dolor y destrucción? ¿Qué clase de humanidad hemos construido?

La protesta, más que nunca, es necesaria.

ENLACES

https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_Oliver_Cuevas

Bio

[1] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/campanas/protesta/

[2] https://en.wikipedia.org/wiki/Womanhouse

[3] https://colectivaportaldeigualdad.org/

#portaldeigualdad

[4] https://colectivaportaldeigualdad.org/manifiesto-en-favor-de-un-portal-de-igualdad-en-los-museos-y-centros-de-arte/

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