Comunidad Valenciana
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La violencia de género es una violación de derechos humanos. En diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde entonces cada año miles de personas salen a la calle para denunciar la violencia de género, que afecta a las mujeres y las niñas de manera […]

La violencia de género es una violación de derechos humanos.

En diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde entonces cada año miles de personas salen a la calle para denunciar la violencia de género, que afecta a las mujeres y las niñas de manera desproporcionada en todos los contextos políticos, económicos y sociales[1].

No paramos de denunciar esta terrible lacra, el degradante atentado contra la integridad, la dignidad y la libertad por la situación de desigualdad en el marco de un sistema de relaciones de dominación. Las agresiones físicas y psicológicas, las coacciones, las amenazas, el control y la tiranía. Sin olvidar la violencia económica, que priva de recursos para el bienestar físico y psicológico, es decir, la discriminación en lo que se refiere a los recursos compartidos en el ámbito doméstico.

Hablamos de los motivos por los cuales no se denuncia todo lo que hace falta. Y hablamos de los motivos por los cuales se produce este repugnante atentado. Hoy volvemos sobre ello desde otra perspectiva. Porque a menudo olvidamos que la violencia no solo se produce a nivel físico.

A pesar de la insistencia para que se denuncie el maltrato no se realiza tanto como es necesario para poner en marcha los recursos de intervención.

El miedo, el sentimiento de culpa, el no reconocimiento de la situación vejatoria son, entre otros muchos, los motivos por lo que no se busca ayuda.

Y si el recurso a las autoridades no se produce como sería deseable en los casos de violencia física, cuando se trata de violencia psicológica la búsqueda de ayuda es escasísima.

Los mayores escollos son, en primer lugar, que la víctima del maltrato psicológico no reconozca que está siéndolo. En segundo lugar, la dificultad probatoria, porque este tipo de maltrato es el menos visible. Sobre todo cuando la víctima está conviviendo con un perverso narcisista, ya que la situación emocional en la que se encuentra la persona sometida a abuso verbal imposibilita, precisamente, la creación de las herramientas necesarias para su defensa, así como el recurso a ayuda externa, convirtiéndose por el inmovilismo, involuntariamente, en cómplice del verdugo verbal. Hemos hablado de la figura del perverso narcisista; es interesante una somera aproximación a este tipo de persona, cuyos rasgos incluyen una estrategia de utilización y consiguiente destrucción de la víctima[2].

La violencia psicológica implica poner en ridículo o dejar en evidencia a la pareja, tanto en público como en privado, insultar, amenazar verbalmente, humillar y despreciar, ignorar, destruir objetos personales a los que la víctima tiene cierto apego, controlar los movimientos de la pareja y la economía, impedir que la pareja se relacione con su familia o amigos libremente, etc.[3] El maltrato puede utilizar métodos sutiles y graduales que pasan desapercibidos por el entorno pero que minan la autoestima de la víctima. Cuando se llega a las formas más violentas del maltrato, la víctima ha perdido toda la capacidad de respuesta. Siente miedo, inseguridad, complejo de inferioridad, vergüenza, rechazo, aislamiento,

Los efectos emocionales de la persona que se encuentra sometida a este tipo de tortura psicológica y emocional son, sobre todo, confusión y desorientación, quedando perturbada y desconcertada, al tiempo que queda aislada, por lo que la dificultad de buscar ayuda se acrecienta. Y si intenta huir, los mecanismos agresivos se multiplican y el odio por la presa que se escapa se torna más perverso.

En la raíz de todo tipo de maltrato está el poder, y el maltrato psicológico es, al igual que el físico y sexual, una forma más de dominación y control de la víctima, dominación que se ejerce con total impunidad ya que no deja rastros visibles, lo que le permite mantenerse en el tiempo sin que el entorno sea consciente del infierno en el que está inmersa la víctima.

Hay que decir, además, que las consecuencias del maltrato psicológico tienen también su incidencia a nivel físico. La víctima somatiza las vejaciones y el miedo produciéndose en ella un deterioro de su persona que puede ser permanente incluso con tentativas de suicidio. Mientras, la víctima del maltrato psicológico intenta contrarrestar los ataques cambiando su comportamiento complaciendo a la persona maltratadora en todos los sentidos, pero de nada sirve. La escalada de violencia no cesa y la víctima termina interiorizando los ataques que se le infligen y creyendo todas las afirmaciones negativas que se le lanzan.

El Código Penal en su artículo 153 no distingue entre la violencia física o psíquica, “El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión de menor gravedad de las previstas en el apartado 2 del artículo 147”[4].

Por lo tanto, es necesario denunciarla, aunque sea complicado determinar cuándo las violencias psíquicas implican peligro para la salud mental. Se hace necesaria una prueba para demostrar el maltrato psicológico, un informe pericial psicológico[5],un documento realizado por psicólogos especializados, que analiza de qué manera ha afectado a la víctima la situación en su día a día, a nivel psicológico. Sirve como prueba en un proceso judicial. Conviene consultar a un abogado y si no se tienen recursos hay que llamar al 016, es gratuito[6].

¿Cómo atajar la violencia, física o psicológica?

Ante todo, formación a todos los niveles y concienciación social, “un objetivo fundamental en el que los medios de comunicación podrían jugar un papel clave”[7].

ENLACES DE AMNISTÍA INTERNACIONAL

La violencia de género y la tela de araña:

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/la-violencia-de-genero-y-la-tela-de-arana/

Violencia de género en España:

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/espana/violencia-contra-las-mujeres/

Derechos de las mujeres:

La larga lucha contra la violencia de género en España:

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/violencia-de-genero/

Derechos de las mujeres y niñas:

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/derechos-de-las-mujeres/

EQUIPO COMUNICACIÓN AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA

A.Emma Sopeña Balordi

Responsable de redes y blog Amnistía Internacional Comunidad Valenciana

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Amnistía Internacional Valencia

c/Carniceros, 14, bajo, derecha

46001 Valencia

(34) 96 3913984


[1] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/campanas/25n-se-acabo/

[2]A este fin, remitimos al lector al artículo “El atropello verbal: acoso y derribo de la autoestima”.  https://www.metaforas.com.es/diana-gioia-suite/psicologia-del-curso/verbal-abuse-an-assault-on-self-esteem/

[3] https://www.psicolegalmente.es/denunciar-maltrato-psicologico/#:~:text=Si%20el%20supuesto%20maltratador%20psicol%C3%B3gico,juzga%20en%20un%20mismo%20procedimiento.

[4] https://www.conceptosjuridicos.com/codigo-penal-articulo-153/

[5] https://www.psicolegalmente.es/peritaje-psicologico/violencia-de-genero/

https://www.psicolegalmente.es/peritaje-psicologico/

[6]https://violenciagenero.igualdad.gob.es/informacionUtil/recursos/telefono016/home.htm

[7] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/espana/violencia-contra-las-mujeres/