Visita al Cementerio Civil – Memorial La Barranca
Este pasado fin de semana hicimos realidad un deseo pendiente desde hacía mucho tiempo: visitar, como organización que promueve los derechos humanos, el Cementerio Civil – Memorial La Barranca. Hacía poco más de un año, Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, lo había hecho en el marco de los cursos de verano de […]
Este pasado fin de semana hicimos realidad un deseo pendiente desde hacía mucho tiempo: visitar, como organización que promueve los derechos humanos, el Cementerio Civil – Memorial La Barranca.
Hacía poco más de un año, Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, lo había hecho en el marco de los cursos de verano de la Universidad de La Rioja. Fue después de su visita cuando nos propusimos hacer lo propio con amigos, amigas, simpatizantes y activistas de Amnistía Internacional en La Rioja. La inauguración en el cementerio de Logroño, hace unos meses, de un grupo escultórico en recuerdo de las víctimas del golpe de Estado y la dictadura franquista, nos dio el empujón definitivo.
Llegamos allí el sábado, a las once de la mañana. Nos recibieron Ricardo Blanco, Jesús Vicente Aguirre, Pedro Navarro, Paco Marín y Martín Martínez.
Ricardo estaba allí como presidente de la asociación para darnos, como tantas otras veces lo ha hecho, unas palabras de bienvenida. Los años (y una rodilla que no ponía las cosas fáciles) no se lo impidieron. Se lo agradecemos de corazón.
Jesús Vicente Aguirre guio la visita, Paco Marín nos leyó algunos poemas y Pedro Navarro nos contó la historia de las Mujeres de Negro (con él nos fotografiamos junto a la escultura que las homenajea, tras depositar un pequeño ramo de flores). Finalmente, Carlos Gil tomó la palabra para explicarnos cómo “ver” La Barranca.
Salimos de allí convencidos de haber visitado un monumento que no habla solo del pasado. Cuando hablamos del deber de memoria nos referimos a la memoria de las víctimas y su identidad, pero también a la memoria como presente, que nos interpela y sacude. La violencia que se vivió allí sigue existiendo hoy como posibilidad; lo que pasó una vez sigue pasando, basta echar una mirada a los últimos acontecimientos en algunas partes del mundo. El ser humano sigue siendo la primera víctima de todas las guerras, tal y como ocurrió en La Barranca hace más de 80 años.
Al finalizar la visita nos dirigimos al cementerio de Logroño. Sus tapias fueron una zona habitual de fusilamientos en masa. Allí, entre esos fusilamientos y enterramientos de personas que mataban en otras partes, hay contabilizadas 369 almas.Visitamos el monumento Luz 396, del escultor riojano Óscar Cenzano, erigido en homenaje a las personas enterradas allí y recorrimos, junto a Martín, algunas tumbas y panteones cuya relevancia o significado nunca podríamos haber descubierto sin su ayuda.
Y hacia las dos de la tarde nos fuimos a casa… Emocionados y agradecidos por una jornada muy especial.