Dedicarse a salvar vidas no es delito
Autor: Cristóbal Fábrega Ruiz Fecha: 29/07/2018 Publicado en: Diario Jaén Dedicarse a salvar vidas no es delito El pasado 20 de julio recogí, en nombre de mi amiga Helena Maleno, el Premio a la Solidaridad que se le otorgo en el Festival Etnosur de Alcalá la Real. Helena es periodista y, sobre todo, una reconocida […]
Autor: Cristóbal Fábrega Ruiz
Fecha: 29/07/2018
Publicado en: Diario Jaén
Dedicarse a salvar vidas no es delito
El pasado 20 de julio recogí, en nombre de mi amiga Helena Maleno, el Premio a la Solidaridad que se le otorgo en el Festival Etnosur de Alcalá la Real. Helena es periodista y, sobre todo, una reconocida activista de Derechos Humanos, fundadora del colectivo Ca-minando Fronteras. Desde Marruecos denuncia las violaciones de derechos humanos en la frontera sur española y apoya a las comunidades migrantes subsaharianas en su camino migratorio. En sus redes sociales avisa diariamente de las pateras a la deriva y los saltos a la valla que se producen, coordinando el rescate y velando por la garantía de los derechos fundamentales de estas personas.
Helena afronta actualmente un procedimiento judicial que la relaciona con el tráfico de personas, por sus llamadas y alertas al salvamento marítimo cuando una patera o embarcación con personas migrantes sufre algún problema, facilitando así su rescate. El mismo se inicio por la policía española ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que la desestimó por falta de pruebas, y la Policía la envió a las autoridades judiciales marroquíes con el fin de seguir presionándola. Una persecución que ya conocen los activistas de Derechos Humanos que tratan de salvar vidas en el mar como Open Arms Proactiva en Italia o Proemaid en Grecia . De prosperar las acusaciones, estas podrían tener graves consecuencias personales para ella, para su familia y para la organización a la que pertenece. Los que impulsan el mismo consideran que la alerta de un equipo de rescate que salva una vida es, en la práctica, un modo de colaborar con los traficantes de personas. Una falacia sin base alguna. El trabajo de Maleno ha sido esencial también para mantener vivos casos como el del Tarajal en el que quince seres humanos perdieron la vida en una playa ceutí a causa de la intervención policial. En 2015 Ca-minando Fronteras estrenó el documental ‘Tarajal: Transformar el dolor en justicia’ que tuvimos la suerte de ver en Jaén en un acto de la Red Jaén Ciudad Abierta.
Su labor de crítica de las políticas migratorias de la Unión Europea ha sido respondida con amenazas y extorsiones. La activista sufre desde hace años llamadas, amenazas y agresiones que tienen como objetivo acabar con el trabajo que realiza a través de su organización y que han puesto en peligro su propia vida. En su defensa se impulso la campaña #DefenderAQuienDefiende. A esta se adhirieron hasta 500 organizaciones (entre las que se encuentran Amnistía Internacional), así como unas 300 personalidades. La campaña pretendía visibilizar a todos los defensores y defensoras de Derechos Humanos cuya actividad se ve coartada por los intereses económicos de los Estados europeos. Terriblemente, en nuestro mundo, valen más los intereses económicos que la vida de las personas.
Por eso es tan importante la concesión de este Premio que se une a otros muchos como el Jesús Vicente Chamorro de la Unión Progresista de Fiscales o el de Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía. La estatuilla del premio Etnosur a la Solidaridad otorgado a Helena Maleno es un trozo de mármol de Almería que asemeja a una patera con un diamante azul que representa a esas personas que luchan por su vida, obra del artista Xavier de Torres.
Algunos llevamos ya algunos años compartiendo su lucha y repitiendo, cada vez que se logra salvar una vida, el grito de victoria ( ¡Boza!) y llorando por cada muerte en ese cementerio en el que hemos convertido nuestro Mediterráneo. Helena Maleno goza, también en Jaén, de la solidaridad de los que creemos en los Derechos Humanos y de que salvar vidas no es delito.