Pena de muerte: El caso de Iwao Hakamada.
LA PENA DE MUERTE NO PROTEGE A NADIE
LA PERSONA QUE MÁS TIEMPO HA ESTADO EN EL CORREDOR DE LA MUERTE EN TODO EL MUNDO, ¡LIBERADO!
Desde el año 2003 se celebra, cada 10 de octubre, el Día Mundial contra la Pena de Muerte. Muchas organizaciones se han unido para erradicar esta pena capital.
A pesar de este trabajo y de que muchos paises han eliminado en los últimos años la pena de muerte, es el método más inhumano y degradante contra los derechos de una persona. Pero a pesar del número de paises que la han abolido, en los paises donde continúa activa se sigue elevando el número de personas condenadas y castigadas. También hay que destacar que no solamente es solo la condena sino las condiciones de vida que han de soportar en las cárceles donde son recluidas estas personas. Los países que, en la actualidad, realizan más ejecuciones son China, Irán, Arabia Saudí, Somalia y Estados Unidos. El lema para este día mundial en los años 24 y 25 es “La pena de muerte no protege a nadie” a fin de desmontar la falsa creencia de que la pena de muerte da seguridad a las personas y a las comunidades.
No obstante más de 25 mil personas en el mundo están bajo una sentencia de pena de muerte y menos del 5% son mujeres.112 países ha abolido de manera definitiva la pena de muerte, 9 países abolieron la pena de muerte para los crímenes ordinarios y 55 países la siguen aplicando. Nuestro compañero Cristóbal Fábrega Ruiz, con motivo de este día mundial ha realizado la siguiente reflexión en el diario JAÉN, este 13 de octubre.
Artículo Diario Jaén 13 de octubre
Pena de muerte: El caso de Iwao Hakamada.
Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz. Coordinador de Amnistía Internacional de Jaén.
En estos días hemos tenido una buenísima noticia. Iwao Hakamada, tras 47 años en el corredor de la muerte, ha sido absuelto.
Un tribunal de Japón absolvió al que ha sido considerado el reo que más tiempo ha estado en el corredor de la muerte en todo el mundo. Hakamada, de 88 años, fue condenado a la pena capital en 1968 por el asesinato de una familia y permaneció en prisión hasta 2014. La Justicia anuló esa sentencia por dudas sobre la veracidad de las pruebas y ordenó celebrar un nuevo juicio.
La nueva sentencia, reconoce que existió «falsificación de pruebas» por las que Hakamada fue incriminado por parte de la Fiscalía y de las autoridades encargadas de la investigación del caso. El Tribunal alude a varias irregularidades en las indagaciones, irregularidades que lo llevaron a confesar, tras diecinueve días de interrogatorios de doce horas, si bien luego negó los hechos desde la primera sesión del juicio contra su persona.
Muchas personas admiten cargos no cometidos después de largos procesos de malos tratos y vejaciones
La justicia nipona dicta que la confesión obtenida por las autoridades investigadoras fue «provocada» mediante «sufrimiento mental y físico». La sentencia señala que otra de las pruebas empleadas para su condena, unas prendas de ropa manchadas de sangre y restos de su ADN fueron «fabricadas» por los investigadores.
Decenas de miembros de grupos civiles de apoyo a Hakamada que lucharon junto a él por su absolución se congregaron a las puertas del Tribunal de Shizuoka, a la espera de que fuera declarado inocente, y celebraron la decisión una vez se conoció.
La sentencia de este jueves marca la quinta ocasión en el Japón de posguerra en que un condenado a la pena capital resulta absuelto tras la repetición de su juicio.
A sus ochenta y ocho años y con una condición mental debilitada tras pasar entre rejas cerca de medio siglo, el ex boxeador recibirá una compensación a determinar en función de los años de encarcelamiento, siempre que no haya, como esperamos, apelación por parte de la Fiscalía.
Siempre he sido contrario a la pena de muerte y el caso de Hakamada era uno de los que utilizaba para explicar a mis alumnos la crueldad de la misma. Esta no es una solución para la delincuencia y distrae del uso otras medidas más eficaces. No disuade a los criminales ni impide la reincidencia. La experiencia demuestra que, en los países que hay pena de muerte, no disminuye la delincuencia. Al contrario, la aumenta, ya que el criminal no desea dejar testigos.
La pena de muerte no es la solución para la delincuencia y distrae del uso de otras medidas más eficaces.
Esta pena afecta siempre a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Así en los Estados Unidos es más fácil que un negro sea condenado a muerte que un blanco. Un error que supone una condena a muerte no es reversible. Se han visto muchos casos de condenados que luego han sido declarados inocentes y eso ya no tiene marcha atrás. Un estudio demostró que trescientas cincuenta personas que fueron condenadas por delitos que llevaban aparejada la pena de muerte eran inocentes. Veinte y tres fueron efectivamente ejecutados.
Se usa como forma de persecución política. En el mundo se condena a muerte, no solo por asesinato, también por adulterio, prostitución, proyectar películas pornográficas, aceptar sobornos o la homosexualidad entre otros. Esto supone una verdadera aberración que nuestra sociedad no se puede permitir.
112 países han abolido definitivamente la pena de muerte
Pero es que hay algo más. Justificar que el estado puede matar, que dispone del derecho de vida y muerte, embrutece a las sociedades. Por eso debemos preguntarnos: si matar está mal, ¿Por qué matar a los que matan?