Amnistía Internacional se moviliza en Castilla-La Mancha junto a los jóvenes contra el cambio climático
Los Estados tienen la obligación de mitigar los efectos nocivos del cambio climático tomando las medidas más ambiciosas posibles para evitar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el plazo más breve posible.
- Amnistía Internacional en Castilla-La Mancha se une a la convocatoria global para pedir compromisos políticos y sociales por el clima.
- Las movilizaciones han tenido lugar en Albacete, Toledo, Ciudad Real, Guadalajara, Talavera de la Reina y Valdepeñas.
Millones de personas sufren ya los efectos catastróficos de desastres naturales extremos exacerbados por el cambio climático: desde las prolongadas sequías en el África subsahariana hasta las devastadoras tormentas tropicales que arrasan todo el sudeste asiático, el Caribe y el Pacífico.
Por eso Amnistía Internacional Castilla-La Mancha se ha movilizado en las marchas por el Clima del 27 de septiembre en Albacete, Toledo, Ciudad Real, Guadalajara, Talavera de la Reina y Valdepeñas junto a los jóvenes castellano-manchegos que exigen compromisos políticos y sociales por el clima.
En 2018 hubo devastadores incendios y olas de calor durante los meses de verano en el hemisferio norte, desde el Círculo Ártico hasta Grecia, pasando por Japón, Pakistán y Estados Unidos, que mataron a centenares de personas.
Entendemos el cambio climático en términos del impacto que tiene en nuestro medio natural, sus efectos devastadores para la humanidad en el presente y el futuro, lo que lo convierte en una cuestión de derechos humanos urgente. Agravará y magnificará las desigualdades existentes, y sus efectos nefastos continuarán extendiéndose y agravándose con el tiempo, acarreando la ruina de generaciones actuales y futuras.
Estas son algunas de las formas en las que el cambio climático está afectando y continuará afectando a nuestros derechos humanos:
Derecho a la vida:
Toda persona tiene derecho a la vida y a vivir en libertad y en condiciones de seguridad. Pero el cambio climático representa una amenaza para la seguridad de miles de millones de personas en el planeta. Las manifestaciones más evidentes son los fenómenos meteorológicos extremos, como las tormentas, las inundaciones y los incendios forestales. En Filipinas, el tifón Yolanda se cobró la vida de casi 10.000 personas en 2013. Los golpes de calor están entre los efectos más mortíferos. La ola de calor de Europa de 2003 se cobró la vida de 35.000 personas. No obstante, hay muchas otras formas menos visibles en las que el cambio climático pone en peligro la vida. La Organización Mundial de la Salud prevé que el cambio climático provoque 250.000 muertes al año entre 2030 y 2050 por malaria, malnutrición, diarrea y golpes de calor.
Derecho a la salud:
Toda persona tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. De acuerdo con el IPCC, entre los principales efectos del cambio climático en la salud figurarán un aumento del riesgo de lesiones, enfermedades y muertes por golpes de calor e incendios más intensos; un mayor riesgo de desnutrición a consecuencia de la disminución de la producción de alimentos en las regiones pobres, y un mayor riesgo de contraer enfermedades transmitidas por los alimentos y el agua y transmitidas por vectores. Los menores expuestos a episodios traumáticos, como catástrofes naturales agravadas por el cambio climático, pueden sufrir trastorno de estrés postraumático. El impacto del cambio climático en la salud exige una respuesta urgente; de lo contrario, el calentamiento amenaza con comprometer los sistemas de salud y los objetivos básicos de salud mundial.
¿Quiénes tienen la responsabilidad de detener el cambio climático?
Los Estados
Los Estados tienen la obligación de mitigar los efectos nocivos del cambio climático tomando las medidas más ambiciosas posibles para evitar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el plazo más breve posible. Aunque los Estados más ricos deben abrir camino tanto en el ámbito nacional como mediante la cooperación internacional, todos los países deben tomar todas las medidas razonables para reducir las emisiones hasta el máximo de sus capacidades.
Los Estados deben adoptar también todas las medidas necesarias para ayudar a quienes están dentro de su jurisdicción a adaptarse a los efectos previsibles e inevitables del cambio climático, para que se hagan sentir lo menos posible en sus derechos humanos. Deben hacerlo sean o no responsables de dichos efectos, ya que tienen la obligación de proteger a las personas de perjuicios causados por terceros.
Los Estados deben tomar medidas para atajar el cambio climático con la mayor celeridad y humanidad posibles. En sus esfuerzos para abordar el cambio climático, no deben recurrir a medidas que violen los derechos humanos ni directa ni indirectamente. Por ejemplo, no se deben crear zonas de conservación ni llevar a cabo proyectos de energía renovable en las tierras de pueblos indígenas sin consultarles y obtener su consentimiento previo.
En todas las medidas, los Estados deben respetar el derecho a la información, así como la participación de todas las personas afectadas y su derecho a acceder a recursos efectivos por abusos contra los derechos humanos.
No obstante, los compromisos actuales formulados por los gobiernos para mitigar el cambio climático son absolutamente insuficientes, ya que tendrían como resultado un catastrófico aumento de 3°C en la temperatura media mundial sobre el nivel preindustrial antes de 2100. En Francia, Países Bajos y Suiza, entre otros países, la ciudadanía está recriminando a sus gobiernos su inacción a la hora de establecer objetivos y medidas de mitigación del cambio climático suficientes.