ODIO AL QUE ESTORBA
EL ODIO AL QUE ESTORBA “Vivimos en una sociedad donde el odio al que estorba, por lo que sea, está en auge y en seguida se hace virulento.” Lorenzo Silva no lo puede exponer con más claridad[1]. En una entrada anterior «Yo odio, ¿tú odias?»[2] nos preguntábamos por qué en esta época de enconos viscerales […]
EL ODIO AL QUE ESTORBA
“Vivimos en una sociedad donde el odio al que estorba, por lo que sea, está en auge y en seguida se hace virulento.” Lorenzo Silva no lo puede exponer con más claridad[1].
En una entrada anterior «Yo odio, ¿tú odias?»[2] nos preguntábamos por qué en esta época de enconos viscerales no aunamos esfuerzos contra el verdadero enemigo, el virus, y se palpa la animadversión por doquier. Por qué nos amargamos la existencia. Por qué aireamos el discurso de odio para criticarlo repitiéndolo hasta la saciedad. ¿No sería más efectivo silenciarlo con argumentos? ¿No estamos jugándole el juego a los generadores de odio reproduciendo sus alegatos?
El amplio espectro del odio al que estorba es patente. Los vecinos hartos de encuentros indeseados en entornos de turismo muy barato o de prostitución, los autóctonos aburridos de no poder andar por las calles céntricas si no es en procesión detrás de los “pesados turistas” encandilados haciendo fotos, los vecinos de zonas urbanas de ocio (bares, pubs, etc.) hastiados de no poder tener abiertas las ventanas por el bullicio y de ver la suciedad que se acumula por sus calles, los comerciantes indignados por la proliferación de manteros en las puertas de sus establecimientos, ¡incluso el rechazo de comunidades de vecinos de zonas residenciales a la apertura de centros de menores de acogida!
En los foros y redes sociales desahogan sus furias y se dejan llevar por expresiones discriminatorias, muchas veces generalizando contra la dignidad de grupos de personas. Y la intención más o menos velada es incitar a los lectores a que opinen igual. Y repetimos y repetimos sus frases difundiéndolas, seguramente para regocijo de los incitadores.
El peligro de estas manifestaciones de odio es que, por ser generalizantes, pueden seguir alguno de los criterios establecidos por Kaufman[3] como atacar y/o humillar a grupos en situación de vulnerabilidad o impulsar a atentar contra la integridad de un grupo vulnerable.
Amnistía Internacional insiste en hacer frente al discurso del odio. Con #HazTuCampaña[4] impulsó un debate dando voz a las personas jóvenes sobre temas relevantes: los derechos de las mujeres, de las personas migrantes y refugiadas y el derecho a la vivienda y a la salud, enmarcándose la campaña en una movilización europea contra las políticas de demonización que señala a colectivos de migrantes, mujeres y LGTBI, entre otros, como culpables de los problemas sociales y económicos.
En cierto modo todos nos dejamos llevar en alguna ocasión por esta manera de expresarse que culpabiliza de “pecado mortal” por alguna molestia que nos vemos obligados a aguantar[5]. Una reunión en una vivienda cercana con la música demasiado alta lleva a despotricar contra esos jóvenes vecinos “de pinta rara” que siempre están molestando. Y la noticia de que han entrado a robar en nuestro entorno puede llevar a decir que con tantas personas del este que se han instalado no es de extrañar, cuando ni siquiera se sabe quién ha perpetrado el robo. Pero se piensa, e incluso se dice, que son los de fuera, los de aquí no. Bulos que general odio: son demasiados … acaparan las ayudas sociales … frases que culpabilizan a personas que han dejado atrás su país de origen buscando la protección en otro, buscando poder vivir. Aquello de “no soy racista pero …” esconde racismo y xenofobia, “donde acaba el ‘pero” empieza el prejuicio y usar esta frase es justificar ser racista.”[6]
Nuestro nivel de tolerancia a la frustración es, a veces, demasiado bajo, y mostramos una sensibilidad excesiva hacia todo lo que nos resulta desagradable, incómodo, hacia los contratiempos y las trabas. Y necesitamos a alguien que pague las culpas, sin darnos cuenta de que los argumentos esgrimidos se basan en prejuicios y estereotipos[7] sobre colectivos a veces muy vulnerables. Si se hacen virales calan en la población de manera ostensible. Y las redes sociales y los foros sirven de altavoz[8].
La tendencia a la demonización es tan peligrosa como sutil en ocasiones, la que viene enmascarada por los “pero”, “es que”, etc. Hace falta liderazgo en materia de derechos humanos, voluntad política y social porque la indiferencia ante los discursos del odio se va normalizando. Los derechos humanos NO son una amenaza ni una barrera para los intereses mezquinos de las naciones y la falta de cooperación internacional nos puede llevar a un mundo caótico y deshumanizado.
EQUIPO COMUNICACIÓN AMNISTÍA INTERNACIONAL COMUNIDAD VALENCIANA
A.Emma Sopeña Balordi
Responsable de RRSS AICV Imagen de Dimitri Wittmann
[1] Silva, L. & Trujillo, N. (2019). Si esto es una mujer. Barcelona: Destino. p.140.
[2] https://blogs.es.amnesty.org/comunidad-valenciana/2020/10/15/yo-odio-tu-odias/
[3] Kaufman, G. A. (2015). Carlos Sánchez Gutiérrez, ed. Odium dicta. Libertad de expresión y protección de grupos discriminados en internet. México, D.F.: CONAPRED.
[4] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/amnistia-internacional-lanza-una-campana-para-combatir-el-discurso-del-nosotros-contra-ellos-ante/
[5] https://blogs.es.amnesty.org/comunidad-valenciana/2019/03/05/lenguaje-y-discriminacion/
[6] https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/bulos-que-generan-odio-vacunate-contra-el-racismo/?utm_source=fbpage&utm_medium=social&utm_content=Blog–Amnesty–20210421-4748219754-FBPAGE&utm_campaign=Blog–Amnesty-Discrimination-People_on_the_Move
[7] https://blogs.es.amnesty.org/comunidad-valenciana/2019/07/04/estereotipo-prejuicio-discriminacion/
[8] https://blogs.es.amnesty.org/comunidad-valenciana/2019/07/18/xenofobia-y-redes-sociales/