LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS
Da igual cuál sea el espacio o nivel educativo en el que te coloques: el alumnado y el profesorado lo agradecen con atención y agrado. Esto es lo que nos ocurre aquí en La Rioja.
La educación en Derechos Humanos siempre da satisfacciones.
Este curso y tras 8 años ofreciendo acciones enmarcadas en la Red de Escuelas por los Derechos Humanos, la demanda de información se ha incrementado exponencialmente. No sólo por los valores que entraña y difunde Amnistía Internacional sino también por factores añadidos que han favorecido la expansión de nuestros mensajes. Los nuevos currículos de Educación Secundaria de 1ºESO y 3ºESO en esta Comunidad Autónoma han incorporado una materia-espejo de la Religión, llamada Taller de Voluntariado, cuyo objetivo es acercar el trabajo de las entidades y organizaciones de corte social y reivindicativo en los saberes de los jóvenes ciudadanos. (Amnistía Internacional fue consultada en su momento sobre la conveniencia de integrar los derechos humanos en esos nuevos desarrollos curriculares).
Los Derechos Humanos se convierten en el eje de estas nuevas habilidades escolares. Los IES de la Comunidad Autónoma e incluso centros concertados, han acogido nuestra presencia de forma positiva para cualquier nivel formativo. Y así hemos ido trabajando a lo largo del curso 2022-23, desde 1ºESO a 2º Bachillerato, adecuándonos a las solicitudes de los docentes e incluso poniendo en marcha pequeños talleres cuya continuidad dejamos en manos del profesorado.
Pero esto, que es una realidad constante, se ha visto incrementado con una nueva y sorprendente demanda: el Centro Penitenciario de Logroño. Era un nuevo reto y también una oportunidad.
Un amplio grupo de reclusos de distintas edades y procedencias, reclusos de distintos módulos que asisten con regularidad y voluntariamente a la escuela interna del centro penitenciario, -enmarcado en el ámbito de los centros de educación de personas adultas de La Rioja-, acogieron la charla sobre derechos humanos.
Una visión general sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la circunstancia que los motivó, los valores que entraña, la necesidad de su cumplimiento cada día de nuestras vidas y en todos los lugares del mundo y los derechos que nos otorga desde el articulo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, dieron pie a la reflexión.
Hablamos del mundo que tenemos mostrando ejemplos variados, desde la injusta guerra de Rusia a Ucrania y sus consecuencias para el mundo (“la guerra es muy mala escuela” -Jorge Drexler-); el hambre por las sequías pertinentes; la crisis climática; las guerras intestinas en diversas partes del mundo, la violencia de género y, sobre todo, hablamos del derecho a la educación. Ese derecho que les confería el acceso al conocimiento y a la libertad de las ideas. Hablamos de la conveniencia de utilizar siempre la sabiduría, la lectura, el diálogo en las relaciones interpersonales. La lectura de algunos textos hizo que fueran entrando con interés en un tema del que desconocían casi todo.
Hablamos también del mundo que queremos. Una pequeña referencia que a cada uno les sugirió una nueva realidad. La que soñaban desde su perspectiva… Dejamos abierto el tema para debates posteriores en las clases regladas con sus profesores.
No hubo ningún tipo de indisciplina. Aceptaron desde el principio las normas que debían regir esta charla. Guardaron silencio y siguieron la explicación con cierta sorpresa y provecho. Sus docentes nos hicieron llegar posteriormente algunos de los debates sugerentes y ajustados al tema de los derechos humanos.
Una gran experiencia. Humana y social. Satisfactoria y grata. Nuestra incertidumbre inicial se tornó positiva. El público y el espacio no eran los habituales. Pero ellos eran también aprendices de la vida.
Abrimos una relación entre organismos. Una gran oportunidad que deberá repetirse. Las escuelas por los Derechos Humanos estará allí siempre que se nos llame.