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El poeta palestino Saiid Alami hablando en una conferencia

Profesión de riesgo: escritor en los Territorios Ocupados Palestinos

El respeto a la libertad de expresión siempre es un indicativo claro de la situación del resto de los derechos humanos en un país. Cuando el derecho a expresar las opiniones libremente cae, el resto de los derechos caen como piezas de dominó. Esto es lo que ocurre tanto en los Territorios ocupados de Cisjordania y Gaza como en Palestina.

Autora: Ana Sánchez, equipo MENA (Middle East and North Africa) de Amnistía Internacional Madrid

En la zona bajo gobierno de la Autoridad Palestina, Al Fatah en Cisjordania y Hamas en la Franja de Gaza, se restringe la libertad de expresión usando medidas draconianas como la «Ley de Delitos Electrónicos» por la que se han cerrados varias páginas web alegando que su contenido podía «atentar contra la seguridad nacional» y «perturbar el orden público». Todas tenían en común la critica a las autoridades. 

La mano de un hombre, con una bandera palestina en su muñeca, acaricia un bebé sujetado por un niño. En el fondo, a un metro, un pared con la bandera palestina pintada con spray.

En los Territorios Ocupados las autoridades israelíes utilizan una serie de medidas como las redadas, la restricción de movimientos o el acoso judicial para señalar a los defensores de los derechos humanos, periodistas y a cualquiera que critique la ocupación. En el último año se ha empleado especialmente la detención administrativa, un recurso utilizado para detener arbitrariamente a los ciudadanos por sus opiniones y para retener a los sospechosos sin pruebas. Estas órdenes pueden ser renovadas indefinidamente y las pruebas se mantienen secretas por lo que no se pueden impugnar.

Se han cerrado miles de páginas en Facebook y otras redes sociales por defender la causa palestina y oponerse a la ocupación, a otras se les castiga con cierres temporales como la del poeta Saiid Alami, suspendida hasta en 6 ocasiones. Alami compartió con nosotros uno de sus poemas. 

El poeta palestino Saiid Alami hablando en una conferencia

El Refugiado, de Saiid Alami

En la lontananza se escucha

el rumor de su marcha.

Se oyen los quejidos y los lloros de sus niños.

«Son los refugiados, hijo mío».

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¿Qué la pasa a la tierra, que tiembla?

¿Qué le pasa al mar, que vomita?

Temblor y vómito de un mundo

donde anida la injusticia

y donde sin pudor reina la tiranía.

¿De dónde llegaron esos llantos?

¿Y esos sollozos que llenan los campos?

¿Y los gemidos que pueblan los caminos?

Llantos, sollozos y gemidos

elevándose al cielo.

Cielo que llueve historias

cargadas de tragedias

sobre una Europa abierta

y otra Europa amurallada

a cal y canto encerrada.

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El mar escupe niños

Que no tienen donde mamar

vienen de una tierra en llamas

cuyo nombre es huir

y su apellido, emigrar.

¿Qué le pasa al hombre?

¿Dónde se encuentra el mal?

En unas mentes retorcidas

que regentan el capital

Insaciables… Sedientas

de sangre y del vil metal.

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Bajo soles abrasantes

caminan tambaleantes

y surcan mares de negrura

sobre tablas errantes

tragándose el agua de ellos

a cientos de navegantes

desde Siria, desde Irak

desde Palestina y Afganistán

huyendo del espanto

en travesía medieval

en tiempos de la Nano

tiempos del coltán

y de la nave espacial.

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«¡Agua en Marte, gritan!»

y en la Tierra, sangre

que brota sin cesar

derramada por cazas

por tanques y misiles

que nadie quiere parar.

¿Dónde está el raciocinio?

¿Dónde está la Humanidad?

¿Es este nuestro mundo?

¿O es quimera falaz?

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Una patria en una mochila

una patria en un vagón

una patria en un avión

una patria en un camión.

Es una patria en el corazón.

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