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La aceptación y el respeto a la menstruación están en íntima relación con la aceptación y el respeto a la mujer. Hay que enfocar la menstruación como un proceso fisiológico natural, abordarlo desde la normalidad y la tranquilidad.

Autora: Celia, Equipo de Violencia contra las Mujeres y Niñas de Amnistía Internacional Madrid

Este tema es tan importante para los equipos y proyectos de Amnistía Internacional dedicados a la mujer, como cualquier otro relacionado con el feminismo o con los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.

La menstruación, o período, es el sangrado vaginal normal que ocurre como parte del ciclo mensual de la mujer. Todos los meses, su cuerpo se prepara para un posible embarazo. Si esto no ocurre, el útero, se desprende de su recubrimiento. Esta es la sangre menstrual, que sale del cuerpo a través de la vagina. Como se puede deducir de la definición, este proceso es parte de la regeneración de vida en la que, la reproducción, origina nuevos miembros para la especie.

No se entiende que, siendo un proceso tan importante, de asco la sangre menstrual y máxime en una cultura que adora la sangre de Cristo y venera la sangre de los héroes caídos por la patria. Por mucha fe que tengamos, por mucho que amemos a nuestros caídos en los frentes de batalla, hemos de reconocer que sangre es sangre y que, una vez fuera del cuerpo, padece los mismos procesos de oxidación y descomposición. Y como he oído en algunas de las manifestaciones feministas, mal vamos si te da más asco la menstruación que la violación. Este rechazo es claramente machista y su pone una actitud social que hay que superar.

Romper tabúes en familia

He leído con interés un documento actual que refleja las opiniones de diversas especialistas en menstruación. Estas especialistas recomiendan perder los clásicos tabúes, hablarlo en familia incluyendo a los hijos y no sólo a las hijas, dar información clara y completa. Y nos dicen: tenemos que enfocar la menstruación como un proceso fisiológico natural, abordarlo desde la normalidad y la tranquilidad.

Me asombro por lo atrasado que está aún el tema ya que todas estas recomendaciones me han retrotraído a 1959, cuando tuve mi primera menstruación. Mi madre me informó de que era un proceso normal que me habilitaba para ser madre, el único tabú que me transmitió fue el de estar muy limpia pero no bañarme. Cuando nos reunimos en el comedor mi madre informó a mi padre y hermanos mayores de lo que había empezado a vivir. Me sentí protagonista, contenta.  

¿Cómo es posible que 60 años después muchas familias estén más atrasadas que la mía entonces? Lo único que se puede deducir es que estamos descuidando el tema y esto es grave, la aceptación y el respeto a la menstruación están en íntima relación con la aceptación y el respeto a la mujer.