Andalucía
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Artículo de María Jesús Monedero, publicado en la edición de Diario Córdoba del día 2 de febrero de 2020

El nombre de Guligeina no me decía nada, La primera vez que lo oí, por una asociación un poco injustificada, pensé en Giulietta Masina. Y hace unos días, leyendo un artículo sobre Fellini (es el centenario de su nacimiento), ante una foto de Giulietta Masina, en la maravillosa La Strada, me vino, rápido, el nombre de Guligeina a la cabeza. Y pensé que yo había asociado esas dos mujeres porque, al final, para mí, estaban unidas, por un azar, por un nombre, en su cercanía como personas y, sin embargo, muy lejos por la vida que les ha tocado vivir . Pero ¿quién es Guligeina?

El 25 de enero empezó el año nuevo chino. Y una vez más, sin ánimo de estropear las celebraciones que cada cual quiera hacer, me toca recordar algunos nombres.

Guligeina Tashimaimaiti era estudiante de posgrado en la Universidad Tecnológica de Malasia. Guligeina procede Yili, en la región autónoma de Xinjiang. Preocupada por su familia, con la cual no había tenido contacto desde su última visita en febrero de 2017, decidió viajar a su ciudad de origen a pesar de las advertencias de personas cercanas que temían por ella. Antes de su viaje, Guligeina se puso de acuerdo con Sammy, una amiga, para tener un código de comunicación: cambiaría su foto de perfil en WeChat, red social china, cada semana, para indicar que se encontraba bien. Guligeina cambió la foto la primera semana después de su vuelta a Yili, pero luego no hubo ningún cambio durante algunas semanas hasta que apareció una foto blanca, negra y oscura, de algo parecido a una celda.

Dada la represión fuerte y continua en la región de Sinkiang (Xinjiang) contra el pueblo uigur y otras minorías étnicas, tanto Sammy como Gulzire, la hermana mayor de Guligeina, temen que haya sido detenida en uno de los «campos de reeducación». Tendría que haber vuelto a Malasia para retomar sus estudios en febrero de 2018.

No es la primera vez que yo hablo de los uigures. Se considera que hay entre uno y tres millones de uigures recluidos en campos de reeducación en China (las cifras, cuando hablamos de China, son siempre enormes). El Parlamento europeo concedió el premio Sajarov de 2019 al disidente Ilham Tohti, defensor de la convivencia pacífica entre las etnias uigur y han. Está condenado a cadena perpetua desde septiembre de 2014. Jewher Ilham, su hija, al recoger el premio, denunció la complicidad de compañías, también europeas, que comercian con productos fabricados en campos de concentración y así contribuyen a que estos continúen existiendo.

El día 8 de febrero terminan las celebraciones del año nuevo chino. Mis deseos para este nuevo año son: libertad para los estudiantes uigures Guligeina Tashimaimaiti y Yiliyasijiang Reheman, para los abogados chinos Gao Zhisheng, y Wang Quanzang; atención médica para Jiang Tianyong, abogado de Derechos Humanos. Y libertad para Ilham Tohti, Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia.

Feliz año nuevo con derechos.

 

En la imagen: No se ha sabido nada de Guligeina Tashimaimaiti desde el 26 de diciembre de 2017, cuando regresó de Malasia a su ciudad natal de Yili, en la Región Autónoma Uigur del Xinjiang. Su familia teme que haya sido detenida en un campamento de reeducación y que corra el riesgo de sufrir torturas y otros malos tratos. © Particular