Andalucía
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El mundo estalla por todas partes. Yemen, Ucrania, Gaza…Y, en nuestro país, la sociedad se va fragmentando, sin que seamos capaces de utilizar el diálogo, y solo sepamos arrojarnos objetos e insultarnos.

Oración atribuida a San Francisco para declarar la paz

Una oración atribuida a San Francisco de Asís rezaba así:

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.
Donde haya odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

El odio y los objetivos militares

En este año, esta oración cobra todo su sentido. Porque si algo identifica en mi corazón este año son las imágenes de niños destrozados, de inocentes tratando de huir de la barbarie que los seres humanos hemos creado. En vez de instrumento de paz, nos hemos transformado en máquinas de guerra. Máquinas que no respetan, ni siquiera mínimamente, la vida y la dignidad de sus semejantes. Todo es objetivo militar, niños, ancianos, civiles, hospitales, escuelas… Todo termina siendo objetivo militar: el mundo estalla por todas partes. Yemen, Ucrania, Gaza… Y, en nuestro país, la sociedad se va fragmentando, sin que seamos capaces de utilizar el diálogo, y solo sepamos arrojarnos objetos e insultarnos.

Cuando pensamos en la Navidad todos pensamos en una noche de paz y de amor. Llenamos nuestras ciudades de luces que reflejan alegría, pero seguimos teniendo nuestros corazones llenos de odio, aunque tratemos de disimularlo con todas esas luces.

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz.

Eso te pido señor. Queremos paz, necesitamos paz, aquí y ahora. Sin esperas, sin excusas.

No habrá paz sin justicia

Tras esa pandemia que nos hizo pensar que podríamos ser más solidarios, nos encontramos con este estallido de odio. Menos solidaridad, más odio. Pero no hay paz sin justicia. Solo en un mundo justo puede florecer la paz. Y solo con diálogo, con tolerancia y con amor podemos sostener un mundo justo.
Y yo me pregunto ¿Tenemos ese mundo justo? ¿Hemos construido las bases para un mundo en paz? Yo creo que no. Pero conservo la esperanza de que el niño que hoy nace volverá para salvarnos del odio, de la injusticia, de la guerra.

Él nos dio el mandato definitivo de que nos amemos los unos a los otros como Él nos amó. Y, aunque este año, el mensaje sea triste, os deseo una burbuja que asegure vuestra felicidad.

Mientras, que el señor nos haga instrumento de su paz, adalides de su amor, testigos de la justicia. No queremos más guerra. Estamos cansados, pero creemos en un futuro mejor. ¡¡¡QUE EL 2024 NOS TRAIGA UN FUTURO MEJOR PARA TODOS!!! YO OS DESEO, PARA VOSOTROS Y LOS VUESTROS, UN MEJOR AÑO LLENO DE PAZ Y AMOR.

En Jaén, Navidad de 2023

Artículo escrito por Cristóbal Fábrega Ruiz