Madrid
Madrid
todos los actores saludando después de la representación

El teatro como medio para visibilizar violaciones de derechos humanos

esto no es puro teatro 2esto no es puro teatro 3esto no es puro teatro 4esto no es puro teatro 5

Comenta Ave Rodríguez que pocas veces se le puede dar tanto sentido al teatro. Efectivamente, este actor que ha regalado su arte al proyecto de Amnistía Internacional, cree en el teatro que remueve conciencias. Ese era el objetivo de #EstoNoEsPuroTeatro: presentar al gran público la situación de los derechos humanos en el mundo desde un formato diferente, menos habitual y más lúdico. En concreto, sobre uno de los escenarios de referencia en Madrid, el Teatro del Barrio.

La chispa nace de un activista, Javier Cervera, inquieto por el hecho de que el año pasado, las autoridades penalizasen las expresiones artísticas y determinadas sátiras en las redes sociales. En algunos momentos, incluso se creó “ese ambiente de histeria colectiva que describe tan bien Arthur Miller en Las Brujas de Salem y que en su país condujo a detener y encarcelar a quien se resistió a asumir lo que se debía opinar”.  Entonces surgió la idea de cómo actuar: “Si persiguen a los artistas, qué mejor forma de defender los derechos humanos que estando con ellos”, sintetiza Cervera. Así, poco a poco, con la colaboración de varios activistas, se fue conformando la obra de teatro breve compuesta por siete escenas llamada: “Esto no es puro teatro”.

El resultado mereció el esfuerzo

El trabajo se presentaba arduo y el coste alto: poco tiempo, muchos profesionales involucrados; y sin embargo y sobre todo, muchas ganas. Al tratarse de un acto organizado por una ONG, toda colaboración requería ser desinteresada, tanto de los guionistas y directores al cargo de las siete escenas, como de los actores y actrices que las habrían de interpretar. Entonces se empezó a llamar a diferentes puertas de guionistas (María Hervás, Javier Montero, Beatriz Alonso, Javier Cervera y Paula Sánchez) y con una grata sorpresa observamos cómo todo el mundo se involucraba enseguida y con gran entusiasmo. Al contactar con actores y actrices, el resultado fue idéntico: un gran número de artistas se sumaron con mucho ímpetu y compromiso: Acoyani Guzmán, Ana Vayón, Ave Rodríguez, Bart Santana, Bea de la Cruz, Beatriz Alonso, Jesús López, Ribi Bucks, Vanessa Vega, María José Martínez y Cecilia Denis. Todos estos profesionales han aportado su granito de arena por la defensa de los derechos humanos, haciendo lo que mejor se les da: escribir, dirigir y actuar.

Sin lugar a dudas, el proceso ha sido un auténtico reto tremendamente enriquecedor. Y de ahí se deducen los resultados: El teatro del Barrio del madrileño Lavapiés estaba lleno a rebosar. Decenas de personas se quedaron esperando en la calle por si sobraba alguna entrada; y muchas preguntaron si se volvería a representar la obra. El resultado mereció el esfuerzo.

La magia del teatro

Cuando las obras no solo duran desde que se enciende la luz hasta que se apaga; cuando se recuerdan lejanas en el tiempo las emociones que nos movieron durante la representación: ahí actúa la magia del teatro. Y en este caso, no fue solo “puro teatro”, también fueron relatos de pura vida: triste, dolorosa, punzante… Ya desde la escena inicial “Atravesando los derechos humanos”, donde cinco personas que han vivido los más terribles horrores gritan desde cada uno de los continentes que no son un número, sino un desahuciado, un refugiado, una esclava, una migrante, un demandante de asilo… Al final, se quitan el miedo con determinación consciente y reclaman sus derechos. No son números, son víctimas.

Las siguientes escenas tampoco escatiman en crudeza: la descripción del calvario de “Marian”, solicitante de asilo argelina víctima de violencia de género; la narración de las violaciones y torturas sufridas en “Atenco, 2006”; una absurda distopía sobre la privación de la libertad de expresión, donde el magistrado ordena sin investigación previa “De momento, prisión preventiva”; la disyuntiva poética de una mujer maltratada y su contra punto de apoyo que dice “No” en “Mordazas de miedo”; la desesperanza y el desamparo de una “Suicida” desahuciada; y la convicción de una activista que acompaña a su amigo hasta hacerle darse cuenta de que la responsabilidad de hacer algo para que el mundo mejore siempre está “En tus manos”.

Un reto y un regalo

El público salió del teatro impactado y emocionado a partes iguales. El calor de los aplausos alimentó las ganas de seguir trabajando. Tal y cómo se ilustra con la frase final de la última escena, cada acción cuenta: “Se trata de una cadena de personas que, juntas, pueden hacer que el mundo deje de girar en sentido contrario”. Y está comprobado: el teatro se erige como una herramienta muy útil para extender esa cadena. Como continúa comentando Ave Rodríguez: “Mi profesor de interpretación, Julio Escalada, siempre nos habla de la mirada extrañada del artista, esa mirada que se tiene que sorprender de las cosas que la rutina naturaliza y que el arte tiene que conseguir que al público le duela como si las viese por primera vez”.

Una emoción tan general —porque toca a todas las personas que han compartido la magia del teatro y el horror de las violaciones de derechos humanos— como particular por ser nueva, ha recorrido el escenario y saltado desde el proscenio para remover las conciencias del público. En palabras de la actriz Acoyani Guzmán, la experiencia ha sido “un reto y un regalo” porque se lleva “más información y consciencia”. Mientras, su compañero también actor, Jesús López, señala que la importancia de esta obra reside en “transmitir mensajes de solidaridad y humanidad” porque, como completa el guionista y director, Javier Cervera: “Lo importante son las víctimas, establecer un vínculo con ellas. Hay que seguir denunciando los atropellos de sus derechos. Por ellas lo hemos hecho. El mundo real supera cualquier ficción que imaginemos, pero no hay que olvidar que cada día hay alguien que dice basta”. Así, a través del teatro, las víctimas salen de su limbo de invisibilidad y sus historias tocan al mundo.

 

Texto: Elena Gómez y Beatriz Alonso (con la colaboración de Laura Casajús)

Fotos: Carmen Ovejero y Kevin Kucholtz

 

FICHA ARTÍSTICA

Textos y dirección:

«Atravesando derechos humanos», de Beatriz Alonso.

«Marian», de Javier Montero.

«Atenco, 2006», de María Hervás.

«De momento, prisión preventiva», de Javier Cervera.

«Mordazas de miedo», de Beatriz Alonso.

«Texto suicida», de Javier Montero.

«En tus manos», de Paula Sánchez.

 

Elenco: Ave Rodríguez, Jesús López, Vanessa Vega, Acoyani Guzmán, Ribi Bucks, Bart Santana, Ana Vayón, Bea de la Cruz y Beatriz Alonso.