Anna Rossell: «Sin libertad de expresión no hay justicia».
Entrevista con la escritora y filóloga Anna Rossell ganadora del concurso de microrrelatos de Amnistía Internacional con «(Falsa) paradoja»
Texto: Marta Nocete, @Papergirl11
Hace unos días realizamos la entrega de premios y la lectura de los diez relatos finalistas del Concurso de Microrrelatos de Amnistía Internacional Madrid en la librería Traficantes de Sueños. Una edición del concurso titulada “Escribir por derechos», con el objetivo de unir cultura y Derechos Humanos.
Estuvimos acompañadas por el jurado, formado por periodistas y escritoras como Cristina Fallarás, Elena Cabrera o Javier Izquierdo; por la presidenta de Amnistía Internacional Madrid, Elena Gómez Vidal y por Viviana Chalmeta, en representación de Traficantes de Sueños; además de por todos aquellos y aquellas que os acercasteis ese día para disfrutar del momento.
El Primer Premio fue para Anna Rossell por el microrrelato “(Falsa) paradoja”, que reproducimos a continuación:
Sonrió con ironía al percatarse: en la manifestación había perdido un ojo, pero ahora lo veía todo con mayor claridad.
Hemos tenido la oportunidad de charlar con ella, y esto es lo que nos ha contado sobre su creación, la libertad de expresión, y los Derechos Humanos.
P¿Por qué decidiste participar en el concurso?
R Porque me gusta escribir y a ello me dedico. También a la crítica literaria y a la gestión cultural. He publicado libros de viajes, un par de novelas y algunos poemarios; también microrrelatos, aunque siempre en libros compartidos con otras autoras, a pesar de que es un género que me gusta especialmente.
Pero hay otra razón muy importante: yo nunca participo en concursos, solo cuando era joven participé en uno. Pero después, cuando pude ver cómo funcionaban, decidí no presentarme más. Los pequeños concursos no están amañados, pero en cuanto adquieren alguna importancia dejan de ser limpios. Me presenté porque me animó a hacerlo la coordinadora de mi grupo de activismo, el Grupo Maresme de Amnistía Internacional Catalunya, Laura Huguet, se enteró de la convocatoria, me informó y me animó a presentarme. Entonces me presenté porque también imaginé que convocándolo Amnistía Internacional sería un concurso serio.
P¿Crees necesario luchar por la libertad de expresión?
R Por supuesto. Es uno de los Derechos Humanos fundamentales. Sin libertad de expresión no hay justicia. Ahí empieza todo, es la base para que podamos cambiar lo que está mal, y la base para el diálogo y para presentar diferentes modos de ver el mundo y las cosas. Así y solo así ampliamos nuestros horizontes, nuestra capacidad crítica y de argumentación, solo así nos enriquecemos, nos hacemos sensibles a la diferencia y aprendemos a respetarla. Aprendemos que el mundo es plural y más rico. Por la misma razón hay que proteger las distintas lenguas que existen en el mundo, son el testimonio de las distintas culturas. Creo que en España no se tiene conciencia de ello. Aquí tenemos una variedad considerable de lenguas, y no solo el catalán, el aranés, el gallego y el vasco, tenemos muchas más: el ansotano, el cheso, el panticuto, el belsetán, el chistabín, el patués, el ribagorzano; esto solo en Aragón, porque hay muchas más.Con demasiada ligereza se habla de dialectos. Soy filóloga, y sé que la línea divisoria entre lengua y dialecto no siempre es tan nítida. En nuestro país tenemos una riqueza enorme, que lamentablemente no se valora lo que se debiera.
P¿Cómo se te ocurrió un microrrelato tan corto y tan impactante?
R Bueno si ha de ser micro que lo sea. Yo creo que el microrrelato es un reto literario que tiene más valor cuanto más breve. Se trata de decir mucho en muy poco. Ahí se hace realidad aquello de «menos es más». Se me ocurrió como se me ocurre una novela o un poema: observando a mi alrededor, viendo lo que pasa en la calle. Y tratándose como se trataba de escribir sobre Derechos Humanos pues, ya ves, lamentablemente hay para escoger. Nada está más de actualidad, tanto fuera como dentro, en nuestro país.
P ¿Qué les dirías a las personas que son perseguidas por manifestar sus ideas para animarlas?
R Que nunca se rindan, pero que se protejan, que luchen por vivir una vida digna, pero que no sean temerarios y no se expongan heroicamente. Donde no se respetan los Derechos Humanos el riesgo de morir o ser encarcelada y sometida a torturas es muy elevado. Hay que guardarse de esto. Necesitamos a las defensoras de los Derechos Humanos en libertad para que puedan actuar y para que puedan contagiar su convicción a otra gente. Pero rendirse, nunca.
Publicaremos aquí en la primera semana de 2018 el resto de relatos finalistas.