El cambio climático y la desigualdad de género
El calentamiento global y sus consecuencias afectan a toda la población, pero tienen un mayor impacto en mujeres y niñas por las desigualdades a las que se enfrentan, como un menor acceso a los recursos económicos, educación, justicia o a la toma de decisiones. Además, el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático en el mundo son mujeres, y son ellas las principales responsables de producir alimentos y conseguir agua en los llamados países del Sur.
Autor: Equipo de Derechos Sociales, Culturales y Ambientales de Amnistía Internacional Madrid
El cambio climático generará mayor impacto en los grupos que ya de por sí están más castigados, están en riesgo de pobreza, tienen menor autonomía o sufren más desigualdades. Entre estos grupos están obviamente las mujeres, que sufren mayor discriminación. En varios lugares, sobre todo en los países del Sur, los datos ya están demostrando que el cambio climático va a exacerbar las desigualdades de género.
Desastres como las olas de calor y los incendios, los tifones e inundaciones, la deforestación, el despojo de los recursos naturales y la contaminación ambiental ya están afectando de forma desproporcionada a mujeres y niñas, particularmente a los grupos más marginados como las indígenas, las que pertenecen a grupos minoritarios o se hallan en situación de discapacidad, las mujeres mayores y pobres en entornos tanto urbanos como rurales, las migrantes y refugiadas.
Es un hecho que la crisis climática está agravando la desigualdad de género. Ocho de cada diez personas desplazadas son mujeres y, en cambio, su participación es mucho menor en los foros donde se toman las decisiones que les afectan, por mucho que siga recayendo en ellas el peso principal en la producción de alimentos y recogida de agua y los cuidados de la familia, sobre todo en los llamados países del Sur global.
A pesar, también, de la importante contribución de diversos grupos de mujeres a la reducción y gestión de riesgos en situaciones de desastres y del valor de los conocimientos y saberes tradicionales. Particularmente las defensoras del derecho a la tierra, el territorio y el medio ambiente, cuya labor está llena de amenazas y carece del necesario reconocimiento y protección de los estados.
En las condiciones actuales de crisis climática las mujeres y niñas ven aún más limitado el acceso a los recursos económicos, la educación y la justicia y se hallan más expuestas a violaciones de derechos humanos. Además, debe tenerse en cuenta que la discriminación no afecta igual o no es tan visible en unos u otros grupos de mujeres y requiere acciones diferentes.
Son necesarias políticas y programas para garantizar que las mujeres tengan acceso a atención pre y post natal, que puede ser particularmente precarias con ocasión de desastres o desplazamientos forzados. Y para reducir y redistribuir las cargas familiares, que lejos de ser un problema doméstico, constituyen uno de los mayores obstáculos sociales a que las mujeres puedan disponer de tiempo y acceder a la educación y la participación en la vida pública.
Igualmente, deben tenerse en cuenta las necesidades particulares de mujeres y niñas cuando, tras desastres o desplazamientos forzados, hombres y mujeres se alojan temporalmente en campamentos u otro tipo de alojamiento, especialmente estos están diseñados sin la participación de los diversos grupos de mujeres. Lo mismo que deben atenderse las situaciones particulares en prisiones o centros de detención, casas de acogida o residencias y orfanatos, especialmente cuando se trate de elaborar auditorías de seguridad, planes de evacuación y respuestas post-crisis.
En situaciones de desastres o desplazamientos forzados, mujeres y niñas están más expuestas a sufrir impunemente violencia y explotación sexual a la hora de acceder a recursos básicos como el agua o la comida. Es de vital importancia que puedan denunciar esta violencia y explotación, algo dificultado en ocasiones por falta de documentación personal, sin temor a represalias ni deportaciones, y que se garantice el apoyo económico, psicológico y de servicios sociales que necesiten ellas y sus hijas e hijos, así como su derecho a la confidencialidad y al acceso a la justicia.
Concurso de fotografía. Derechos en el Objetivo
Amnistía Internacional Madrid ha organizado el concurso fotográfico Pon Derechos al Clima en el que se anima a los participantes a retratar el cambio climático y sus efectos sobre la realidad.
Cada participante podrá presentar un máximo de 3 fotografías tomadas con cualquier técnica fotográfica siempre que se presenten en formato digital, tanto en color como en blanco y negro. Los fotomontajes y las exposiciones múltiples quedarán excluidos.
El plazo de presentación de obras estará abierto desde el momento de publicación de las bases hasta las 23:59 del día 31 de marzo de 2021. Amnistía Internacional se reserva el derecho de ampliar el plazo de presentación.
Entre las obras seleccionadas el jurado elegirá la premiada. Dicha decisión se hará pública el 5 de junio de 2021, Día Internacional del Medio Ambiente. El premio consiste en una clase magistral, presencial o a distancia, impartida por un/a profesional de reconocido prestigio. Asimismo, se otorgarán 3 diplomas acreditativos: para la obra ganadora y las 2 finalistas. El premio podría declararse desierto.
Las obras seleccionadas se publicarán en el blog de Amnistía Internacional Madrid y formarán parte de una exposición itinerante que se exhibirán en lugares de interés a partir de la inauguración el 5 de junio de 2021, Día Internacional del Medio Ambiente.
Nos tienes a tu disposición en veoderechos@madrid.es.amnesty.org para ampliarte cualquier información que precises o aclarar cualquier duda que te surja.
Un comentario en “El cambio climático y la desigualdad de género”
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