Repercusiones del cambio climático en la cultura, el patrimonio cultural y los derechos culturales
El cambio climático supone una amenaza para el 72 % de los sitios pertenecientes al patrimonio natural y cultural documentados por los Estados partes en la Convención del Patrimonio Mundial.
Nos hacemos eco en esta ocasión del reciente informe de la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los derechos culturales, Karima Bennoune, que puede leerse completo en el siguiente enlace: https://www.undocs.org/A/75/298
La emergencia climática puede acabar con siglos de progreso cultural de la humanidad e incluso impedir que se conserven en el futuro algunas prácticas culturales vigentes. Los efectos del cambio climático son una amenaza para algunos lugares importantes para la interacción cultural, como los espacios naturales, y para la continuidad de ciertos modos de vida.
Convendría hacer un inventario de las pérdidas culturales presentes y futuras para comprender mejor lo que está en juego y plantearnos ahora cómo nos adaptaremos culturalmente en adelante.
Será preciso adoptar un compromiso transnacional con la justicia climática en el ámbito de la cultura, porque las personas más afectadas por el cambio climático, que suelen ser las que menos han contribuido a él, disponen de menos recursos para proteger su cultura frente a sus efectos. Esto podría dar lugar a una terrible segregación cultural vinculada al cambio climático y a un catastrófico proceso de “supresión” mediante el cual buena parte de la historia y la huella cultural de las víctimas principales de ese fenómeno podrían acabar desapareciendo, mientras que la huella de sus principales responsables se protegería mejor y tendría más probabilidades de sobrevivir. No podemos permanecer pasivos ante la extinción de la cultura. La cooperación, el intercambio de información, la solidaridad y la financiación a nivel internacional, unidas al empoderamiento y la participación a nivel local, son elementos esenciales para evitar que esto suceda.
Según un estudio realizado en 2005 por el Centro del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el cambio climático suponía una amenaza para el 72 % de los sitios pertenecientes al patrimonio natural y cultural documentados por los Estados partes en la Convención del Patrimonio Mundial.
Es indispensable evaluar de manera integral los efectos en el patrimonio. No solo el patrimonio material y natural, sino también “el uso y la transmisión de todo un abanico de ricas prácticas pertenecientes al patrimonio cultural inmaterial, desde tradiciones orales hasta artes escénicas, prácticas sociales, rituales, celebraciones, artesanía tradicional e interacciones y relaciones con la naturaleza”. Los fenómenos meteorológicos extremos van a trastocar también tradiciones y eventos que datan de hace tiempo, como la fiesta del Mardi Gras o el festival del Año Nuevo Lunar. Un cambio en las especies vegetales y animales disponibles, por ejemplo, conllevará a la pérdida de conocimientos ecológicos y del lenguaje derivado de ellos, que es fundamental para transmitir el patrimonio vivo asociado a los alimentos y las plantas medicinales.
No se han documentado, vigilado ni analizado suficientemente los efectos del cambio climático en el patrimonio inmaterial. Los pueblos indígenas y otras poblaciones que viven en entornos vulnerables, a menudo se ven afectados de manera desproporcionada. Entre las pérdidas documentadas figuran la capacidad de habitar las tierras ancestrales; la custodia de los lugares sagrados; el folclore, las canciones y la danza; la medicina tradicional; los ritos religiosos; y los conocimientos culturales (incluidos los conocimientos y prácticas indígenas). La tarea de determinar qué conocimientos y creencias corren peligro ha de ser prioritaria.