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Emmy Noether

Emmy Noether, madre de las matemáticas modernas

Esta científica alemana del siglo XIX, primera mujer doctorada en matemáticas en Alemania, contribuyó de forma esencial a las ramas del álgebra abstracta y la física teórica, mereciendo los elogios y reconocimiento de Albert Einstein y del resto de la comunidad científica

Autora: Celia de la Cuadra, Equipo la Violencia contra las Mujeres y Niñas de Amnistía Internacional Madrid

Emmy Noether nació el 23 de marzo de 1882 en Baviera, cuando en Alemania las mujeres no podían hacer estudios universitarios. Creció en un ambiente familiar feliz, como la mayor de otros tres hermanos varones, en el que siempre la ciencia había ocupado un lugar privilegiado; y es que ya desde pequeña encontraba todo tipo de alicientes en las veladas de matemáticas que organizaban sus padres.

En su vocación matemática tuvo el apoyo de ambos padres. En 1900 obtuvo el graduado escolar y el certificado como profesora de francés e inglés en escuelas femeninas. Pese a sus buenas notas fallaba en capacidad docente, por lo que sus padres decidieron enviarla a la universidad como oyente. Esos dos años en la universidad la aprovechó también para sacarse la prueba de madurez imprescindible para acceder a la universidad y esperó hasta que en Alemania se permitiera el acceso a las mujeres. Emmy Noether no quería irse de su país porque allí se estaba viviendo una verdadera efervescencia matemática.

El eminente matemático Félix Klein, gran amigo de su padre y rector de la Universidad de Gotinga, más abierta a las mujeres, ayudó a Noether allí cuando tenía 21 años. A su regreso, la Universidad Erlangen-Nuremberg ya admitía mujeres. Jamás olvidaría su primer día de clase, el 24 de octubre de 1904. El profesor Paul Gordon la admiró mucho a Emmy e, incluso, dirigió su tesis. Fue la primera mujer alemana en obtener un doctorado en matemática.

En 1908 y gracias al apoyo de su padre y de su tutor, fue nombrada miembro del famoso Círculo Matemático de Palermo y, en 1909, ingresó en la Asociación Alemana de Matemáticas y fue la primera mujer que presentó sus investigaciones en la Conferencia Anual. La plaza que dejó Gordon al jubilarse fue ocupada por Ernest Fisher que, con inquietudes muy parecidas a las de Emmy, le dio el impulso definitivo para estudiar álgebra abstracta que sería la idea rectora de todo su trabajo.

La Universidad de Gotinga se convirtió en uno de los epicentros del conocimiento matemático. En la Universidad Emmy tuvo el apoyo de los profesores Hilbert y Klein. Estos dos escribieron a Albert Einstein, quién había pedido ayuda a la Universidad para abordar el marco matemático que explicara el problema de la conservación de la energía, y pidieron a Emmy que colaborara en ello.

Einstein, admirado por sus trabajos, opinaba: «siento como una gran injusticia que no le esté permitido dar clases». Por fin, en mayo de 1919 le concedieron, pese a todos sus méritos, sólo el título de profesor asociado. Cuando ya empezaba a ganar dinero, su padre murió asegurándole una herencia que le permitiera vivir. Además fue invitada a dar clases a Moscú, participó en el Congreso Internacional en Zúrich de 1932 y fue la única mujer que presentó una de las 21 Conferencias Plenarias. Como colofón, recibió el premio Alfred Ackermann-Teubner por su contribución a las matemáticas. 

Pero a Noether le tocaría, en el cenit de su carrera, la mayor de las pruebas vitales: convivir con el auge del nazismo siendo ella de familia judía. En la universidad los profesores judíos fueron expulsados. Dos premios Nobel, por rencores personales, extendieron el envenenado concepto de la “física aria” que rechazaba un alto nivel de abstracción por judía, la teoría de la relatividad fue rechazada. Emmy Noether tuvo que huir y encontró trabajo en el Bryn Mawr College para mujeres en Estados Unidos donde, por fin, ¡recibió un sueldo digno! 

Además, Einstein le consiguió unas clases en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton que pudo combinar muy bien. Ella misma comentó: el último año ha sido el más feliz de mi vida porque me he sentido apreciada como nunca antes en mi país. Desgraciadamente, tuvo que operarse de un tumor uterino y, a consecuencia de la operación, murió el 14 de abril de 1935 a los 53 años.