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Derechos de las mujeres. Estados Unidos. ¿espejo o reflejo de un retroceso?
“Tengo menos derechos que mi madre y que mi abuela de 89 años” dijo Tarah Demant al comenzar su intervención. Dio así respuesta al interrogante que planteamos al poner el título de la charla. Estábamos en la biblioteca Miguel Delibes de Moratalaz y era un acto de Amnistía Internacional Madrid abierto a la ciudadanía. Estábamos teniendo la oportunidad de contar con la responsable de programas, defensa y relaciones institucionales de Amnistía Internacional en Estados Unidos, quien dio buena muestra de su conocimiento y valía, además de su cercanía, de su humanidad.

¿Cómo un país en el que la mayoría de las personas opina que son las mujeres quienes tienen que decidir llega a derogar la ley que permitía el aborto? El 70% de la población estaba a favor de mantener esa ley federal de 1973, pero la Corte Suprema decidió que no. ¿Quiénes componen esa Corte Suprema que va contra su propia población? ¿Cómo se ha llegado a esa situación? Años de trabajo de los grupos antiabortistas, de líderes religiosos y políticos copando puestos de poder -gobernadores, jueces, etc.- llevan a esa situación en la que una voz, la suya, es la que los medios de comunicación reproducen. Así, se induce a pensar que todas las personas tienen esa opinión.
La decisión de dejar que cada estado regule el derecho al aborto no afecta únicamente a ese derecho. El cierre de las clínicas restringe o elimina la educación sexual, los anticonceptivos… y se afecta el derecho a la salud de la madre. Estados Unidos tenía la mayor tasa de mortalidad materna de los países desarrollados ¿y ahora? La desigualdad ya existente -las mujeres indígenas, migrantes, negras, pobres… en muchas ocasiones no tenían posibilidad de pagar los servicios de salud sexual y reproductiva existentes- se extiende a todas las mujeres excepto a las que sean muy ricas. Unos estados permiten o permitirán el aborto y otros no: habrá que viajar miles de kilómetros, habrá que correr el riesgo de ser perseguidas y de que persigan a la persona que se arriesgue a colaborar… Buscar otras soluciones poniendo en riesgo la vida, será, lamentablemente, la salida más frecuente.
¿Qué hacer? Crear redes, alianzas con quienes defienden los derechos de las mujeres en cada estado -nos comentó que han empezado en tres de ellos-, dejar atrás el tabú de no hablar si has abortado, dar voz a las mujeres que nunca la han tenido, romper con lo sucedido en todos estos años para dejar de ser la mayoría silenciosa.