Madrid
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A veces, la sensibilidad de un grupo respecto a la situación de una persona refugiada, el respaldo académico a una situación que se conoce bien y el interés de las personas afectadas -algunas de ellas amenazadas y perseguidas- por dar a conocer sus problemas se dan la mano de forma solidaria para que un proyecto alcance puerto.
Esto es lo que se produjo el lunes 13 de marzo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, en una jornada en que personas procedentes de estos tres ámbitos dieron a conocer ante un público, básicamente universitario, la situación de violación de todo tipo de Derechos Humanos (DDHH) que se produce en Guinea Ecuatorial, un país al que nos une -entre otras cosas- una gran deuda histórica.


En un acto inaugurado por autoridades académicas del departamento de Antropología Social y Pensamiento Filosófico Español y de la Facultad de Filosofía y Letras así como por el grupo local de Amnistía Internacional de Tres Cantos, desde las 13 del mediodía hasta las 18.30 de la tarde -con un breve tiempo de comida compartida-, las moderadoras de sendas mesas, Alicia Campos y Alba Valenciano, ambas profesoras del mencionado departamento, guiaron las intervenciones de los participantes; todos ellos, ciudadanos guineanos, repasaron desde su propia experiencia la violación sistemática de Derechos civiles y políticos (en la mesa de la mañana) y Derechos económicos, sociales y culturales (en la de la tarde).


En la primera mesa, Enrique Okenve (profesor del departamento de Historia y Arqueología de la Universidad de West Indies) hizo un breve recorrido desde la etapa colonial a la de la actual dictadura; Alfredo Okenve (líder de la sociedad civil de Guinea Ecuatorial y Premio franco-alemán de DDHH y Estado de Derecho 2018) presentó su propia experiencia como defensor de los principios en los que se basa la oposición política a Obiang; por su parte, Gemma Jones (abogada y activista por los DDHH) ejemplificó con su persona y su trabajo la persecución del régimen a los defensores de DDHH.

En la segunda mesa, integrada solo por mujeres, Victoria Doreine Siale (abogada de DDHH, formada en Barcelona) ofreció la experiencia de «vivir el país» en la distancia, primero como estudiante y más tarde como profesional; sus compañeras de mesa, Rusly Cachina (activista trans) y Melibea Obono (escritora y activista de los derechos de las mujeres y de los colectivos LGTBIQ+) presentaron sus experiencias desde el punto de vista de la segregación que sufren dentro de su país. De esta forma, la segunda mesa se convirtió en un instrumento para dar a conocer al público los problemas de Guinea desde una perspectiva de género. Las participantes denunciaron la ignorancia que incluso la oposición democrática del país parece tener respecto a ellas.La presencia entre el público de reconocidos miembros de la oposición al régimen de Obiang -como Severo Moto y Celestino Okenve-, así como de prestigiosos estudiosos de Guinea Ecuatorial hizo que se entablara un fecundo debate entre ponentes y público. El debate adquirió especial fuerza en el acto de la tarde, en el que, desde la mesa, las activistas solicitaron a los políticos presentes que se las tuviera en cuenta, porque es inútil generar ningún planteamiento democrático sin contar con la mitad de la población del país. Varias participantes lanzaron a los presentes un reto: «no siempre vamos a tener la disculpa de Obiang».
Gracias a las moderadoras de las mesas, hemos sabido que el diálogo generado en la Jornada sobre Guinea Ecuatorial se prolongó durante varios días en un chat compartido por participantes y políticos. El grupo local de Tres Cantos, promotor del encuentro, se complace del resultado y espera contribuir en el futuro a la celebración de actos similares.