“Solo por haber participado en el concurso, ya se es un poquito activista”
Celia de Coca es una de las cinco personas que componen el jurado del concurso de fotografía Pon Derechos al Clima (segunda edición de Derechos en el Objetivo), con quién charlamos sobre cómo ha sido su experiencia como jurado y la importancia de saber transmitir un mensaje
Celia de Coca afirma que se ha sorprendido muchas veces como jurado y esta ha sido una de ellas. “Aquí ha habido grandes hallazgos, no solo entre gente que se nota que tiene más dominio técnico, también entre fotografías que se nota que son más amateur”.
- Han pasado unos días desde la finalización del concurso, ¿qué impresión te llevas?
Además de que la organización ha sido fantástica, me he sorprendido con los contenidos que me he encontrado. Cada fotografía era una mirada y a su vez un mensaje nuevo, y la mirada con la que me he encontrado era viva, alerta, de gente que se percata y que ha sido capaz de poner de manifiesto un mensaje y reflejar un problema.
- ¿Esperabas encontrar algo distinto?
Lo cierto es que estaba muy abierta al tema; Imaginaba por dónde iba a ir la gente, pero no tenía prejuicios. He querido dejarme llevar por lo que me fuera a encontrar. Como jurado, me he sorprendido muchas veces, ya sea porque esperas encontrar grandes fotos y no llegan, o porque no las esperas tanto, pero aparecen. Aquí ha habido grandes hallazgos, no solo entre gente que se nota que tiene más dominio técnico, también entre fotografías que se nota que son más amateur. En mi caso, no se trataba de poner el peso en la técnica, sino en si la fotografía era capaz de transmitir el mensaje.
- ¿Por qué era y es importante transmitir el mensaje del Derecho al Clima?
Es algo que nos afecta a todos y esta es una manera genial de dar voz a gente que no la tiene o cree que no la tiene. Además, la toma de conciencia es fundamental y es importante que todos pongamos un poquito de nuestra parte.
- Y en este caso a través de la fotografía.
Sin duda. Hay gente que sabe que existe un problema y han visto que le han dado la oportunidad de hacer algo a través de una herramienta accesible, como es un “click” de una cámara.
Solo por haber participado ya se es un poco activista. Mirar e intentar transmitir el mensaje ya es una forma de actuar y de dar poder a la gente. Por otra parte, la idea de hacer la exposición virtual me encanta, es una forma de que tenga recorrido y supone que ese mensaje se extienda.
- Tú fuiste ganadora de un premio como fotógrafa medioambiental del año, ¿qué ha cambiado desde entonces?
Uff, fue hace muchos años, unos diez. Hice una fotografía desde un helicóptero –no había drones entonces-, por la zona de Rivas, en Madrid. En la fotografía se veían, desde arriba, chalets unifamiliares, cada uno con su piscina privada. En ese caso quise mostrar desolación y lanzar una pregunta. La fotografía se titulaba “Do we really need a private pool?”, que traducido sería “¿De verdad necesitamos una piscina privada? Ahora tengo más recorrido, otra mirada, puedo lanzar una pregunta y a la vez, tal vez, una respuesta.
- ¿Qué harías ahora para representar este derecho?
Hay dos caminos posibles que exploraría y que exploro en mi día a día también: puedes optar por la vía simbólica o puedes optar por la vía literal. No sé cómo me habría enfrentado en este caso, es difícil de decir cuando tienes que representar algo con una única foto. Cada vez más, los fotógrafos tendemos a hacer series.
Pero seguramente hubiera intentado reflejar que existe un rayo de esperanza, no solo señalar lo negativo, como tal vez hice en su día. La segunda fotografía ganadora me llena mucho. Dentro del horror, hay una chispa de luz, hay alguien que se ha molestado en construir un árbol, aunque sea con trastos rotos y viejos. Es muy potente, creo que hubiera intentado algo así. Creo que es bueno intentar aportar un rayito, una chispa de esperanza.
- ¿Qué dirías a los que se han quedado en el camino en el concurso?
Por supuesto, gracias por participar. Les diría que han tenido la voluntad y han querido contar un mensaje, y eso vale mucho. Es una voluntad de activismo, van por el buen camino. Que sigan entrenando la mirada y penetrándola. Les propondría que, en vez de ir a un sitio, hacer una foto e irse, esperen 30 minutos en ese lugar y observen, porque en ese tiempo igual cambian de perspectiva o descubren otro mensaje.
Para mí la fotografía en estos casos no es sólo cuestión de técnica, es una cuestión de saber contar, de transmitir. Y la falta de técnica a veces transmite mucho.