Desgraciadamente, siempre es momento de hablar de Palestina, de una historia sangrante que dura casi 80 años -cuatro generaciones, en términos de pirámide de población- y que se ha convertido en hemorragia incontenida desde el 7 de octubre de 2023.
El alto el fuego propuesto desde EEUU no parece la mejor vía para detener el genocidio de Israel sobre Palestina. Y, aunque lo fuera, quedaría por resolver la reparación de daños que se debe al pueblo palestino, lo que debe suponer juicios y penas contra los crímenes de lesa humanidad y genocidio perpetrados por Israel.
Que el mundo de la cultura en diferentes países se haya unido a estas reivindicaciones nos aporta esperanza; que el deporte y los concursos musicales, con su inveterado inmovilismo, hayan comenzado a hacer algún guiño contra este genocidio hace que pidamos un esfuerzo mayor.

